Capítulo 2

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Cuando ocurrió el accidente, no fue culpa de la carretera, no fue culpa de la nieve, tampoco del destino.

Yo no creo en él, la culpa fue simplemente de nosotras, solo eso.

y cuando mi conmoción se había ido y mis ojos se habían abierto a la luz, sentí algo en mí que viajaba a tal velocidad. Que no me di cuenta cuando dije "basta".

Y caí...

Caí en un lugar que jamás creí llegar. No a mi edad, y no en este estado.

POV SAKURA

Hay cosas que sé. Hay cosas que quedaban grabadas en fuego en mi cabeza, pero que están incompletas.

Como el hecho saber del olor a lilas, pero no saber de donde lo conozco. Sé como funciona el mundo, el olor a libro viejo, la lluvia en invierno, el sabor a una hamburguesa, una risa. Recuerdo todo aquello, el sentirlo, olerlo, verlo y oírlo. Pero no lo que no sé es de donde era.

Lo único seguro era que mi nombre es Sakura Haruno y tengo amnesia postraumática.

Eso fue lo único que me dijeron, nada mas.

Según estas dos personas, son mis padres paternos. Pero para mí, solamente eran un par de desconocidos, que se preocupaba de una joven que estaba en una cama de hospital y no se cuanto tiempo.

Ya desde hace cuantro días que desperté desde mi accidente, el quinto me encontraba sentada en mi cama, con un venda en mi cabeza y con la señora Mebuki a un lado mío. El lugar estaba ocupado por el olor a flores que había traído Mebuki anteriormente y el sol se filtraba por la ventana, mostrando los colores del atardecer.

No obstante, el olor a desinfectante y lo blanco del lugar, me comenzaba a hartar. Al igual que estar acostada mucho tiempo. Me empezaban a dar calambres y dolores musculares. Pero solo me levantaba cuando tenía que ir al baño. Y muy pocas veces caminaba por los pasillos en busca de movilidad.

Mebuki tomó su bolso y prometió que volvería más la tarde. Que se iba a trabajar.

Yo me despedí, más por cortesía que por otra cosa. Y al rato, por la puerta, un enfermero paso a ver como me encontraba. Yo simplente apreté mis manos a las sábanas.

—¿Por qué continuo aquí? —esa pregunta la había hecho con anterioridad, era incredula hasta sonar estúpido, pero no la dejaría de hacerla hasta que tenga propósito.

Ademas de eso, una pregunta se mantenía presente en mi cabeza con insistencia dolorosa.

"¿Qué te falta?"

Por mas que intentaba obligar a mi mente a recordar la respuesta a esa simple pregunta. Una pared de concreto cerraba toda respuesta.

Cuando me di cuenta, el doctor se había ido. No le había escuchado ninguna palabra. Con un suspiro me siento en la cama, y mis huesos sonaron debido al movimiento.

Sabía que no tenia que hacer movimientos bruscos debido a mi estado. Pero me volvería loca sí no veía algo que no sea el blanco del lugar y escuchar las voces apagadas del otro lado de la pared.

Los corredores del hospital eran completamente iguales que siempre creía estar pérdida.

Pero al entrar a un lugar y ver personas tomando café en viejas mesas amarillas, supe que era el lugar donde hombre, o mujeres, esperaban por ver a sus parientes cuando el doctor los llamaba.

No sabia como, pero esa información la tenia grabada.

Al parecer, algunas personas estaban acostumbradas a ver a una chica con bata blanca, que ni se molestaron en verme cuando crucé por el pasillo.

Tenía una propósito: La azotea del hospital a respirar aire fresco.

Pero me detuve cuando algo llamó mi atención.

Un chico rubio sentado con la cabeza recostada en la mesa. Vestía con unos pantalones negros holgados y una camisa celeste claro y lo más raro es que estaba descalzo.

Parecía decaído; con los ojos cerrados y su boca haciendo puchero como un bebé.

Al principio me pareció normal: tal vez ha perdido a una persona cercana.

Pero todo cambio cuando gritó, en la misma posición, un palabras incoherentes para mi.

—¡Quiero ramen!

 Muéstrame lo que estoy buscando [Narusaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora