Sinopsis

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—¡Podrías quitarte!

—Se dice permiso—conteste

—Primero con tu enorme trasero y tus anchas caderas haces parecer una becerra—dice la joven

—Por lo menos no muestro que ya estoy vestida de muerta

—¡Estúpida!—dice la joven

Había intentado tener un día normal, como siempre, pero siempre llegaban comentarios negativos de mi cuerpo. Es horrible cuando las personas que más quieres te dicen que nunca serás correspondida por ser gorda. Me gustaría ponerle flores a mi vida pero ya hace mucho que me la marchitaron.

—¿Ya conseguiste trabajo?—me pregunta Lesly

—No ¿Y tu?

—Estoy trabajando como recepcionista en un hotel. Ayer vi una oferta de empleo, quizás te pueda interesar.

—Desde que no se quejen por mi físico, después—dije riéndome

—Necesitan a una mesera en el restaurante Maharaja india de comidas rápidas de Santa Marta

—Pásame la información más detallada y me presento. —dije entusiasmada

—¿Seguirás en la universidad?

—Aun no lo se cada vez siento que no nací para esa carrera

—Estamos igual—dijo está riéndose

—Te parece si te envió a tu teléfono la información del trabajo, o prefieres que te acompañe

—Tengo 20 años y aun así quieres ir conmigo, si me da vergüenza ir a medico con mi hermana menor que será contigo—dije

—Listo—ya te envié la información—dijo ella mirando el teléfono

—Cuando llegue a casa miraré mi teléfono—dije para después despedirme de ella

Había salido de la universidad muy temprano, aun no quería llegar a casa así que decidí detenerme en una tienda y comprar algo de pan, me gustaba mucho el pan y cuando se disolvía en chocolate era una delicia.

—Lo mismo de siempre—dice el trabajador de la tienda

—Si—digo sonriéndole

Me senté a comer en las sillas que estaba limpiando un trabajador de allí

—¿Te vas a sentar?

—Por algo estoy esperando que limpies—dije

Este terminó de limpiar el lugar y se retiró en cuanto vio a su jefe . No se porque siempre me pasaba y era que mi mente imaginaba varias cosas y no siempre estaba en el mundo de la realidad, incluso llegaba a pensar que yo ya había vivido aquí, pero no como mujer sino como hombre.

—Miren a la gorda de filosofía—me sacan de mis pensamientos

—Podrían dejar de molestar—dije enfadada

—Es que no te ves, eres muy gorda, como quieres agradar si ni siquiera te arreglas. Tampoco haces ejercicio si sigues así no vivirás hasta los 100 años. Morirás muy rápido y ni hablar si terminas soltera. Los hombres cada vez prefieren a las mujeres delgadas y ejercitadas.

—Pues a mi las mujeres gorditas, me gustan—dijo el joven para luego recibir las miradas de todas las chicas de la cafetería

—Que gracioso es ver a un flaco como tu que ni siquiera hace ejercicio y le gustan las gordas—Vámonos chicas—dijo la muy estúpida

Eres mía, GorditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora