Capítulo III: Se busca ardilla.

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Ven o la ardilla muere.
3 pm
El Parque cerca de la vereda.

Mi mirada se esparció por toda la habitación al terminar de leer la nota, buscaba con desesperación aquel afelpado amiguito que traía calma en noches tormentosas donde el insomnio se hacía presente. Estaba confirmado, alguien se lo había llevado, lo habían secuestrado. Motitas, ¿dónde estás?

-¿Anda todo bien?- me preguntó mi madre, entró en mi habitación sin que yo lo sintiera, al preguntarme eso supe que debía tener una cara de espanto como para que ella percibiera que algo andaba mal.

Oh, oh. Tengo ganas de vomitar verdad. La mirada inocente de mi madre hace que me sienta culpable, su sonrisa ignorante me lo echa en cara.

-No, nada anda bien- tomo aire en un gran bocado y lo libero en un suspiro- Y nunca andará bien, si siempre se te olvida anotar en la lista de las compras el talco para pies.

-¿Tanto drama por un talco de pies?

-¿Quieres que el olor de mis pies ande matando personas?- le digo seria, mi madre si había comprado talco para pies, pero la otra noche… pues, ustedes ya saben.

-Te dejará ser asesina, tendrás tus 15 minutos de fama.

-¿15 minutos por matar a alguien? Solo trae ese polvo mujer, necesito pies mentolados.

Gracias papá, por tus genes mentirosos.

Un reloj tiene altas probabilidades de ser la víctima de un asesinato brutal, el tiempo enloquece y él no ayuda mucho, deseaba aventarlo al suelo y apuñalarlo con una llave inglesa, recordaba el dinero gastado para comprarlo y volvía a mis cabales, para perderlos otra vez y viceversa. Perdía los nervios pensando en qué haría para recuperar a Motitas, sé que es un animal de felpa como cualquier otro, que todo es reemplazable, yo no quiero a un reemplazo de Motitas, el valor emocional no era algo que yo consideraba reemplazable como la ropa interior, quien sabe, hasta la ropa interior secada bajo el sol del jardín pueda tenerlo. De repente, sus facciones y sus bigotes sintéticos venían a mi mente, llenándola de nostalgia y pena. ¿Sufrir tanto por juguete de tela relleno hecho en china? Es el colmo.

Mis sandalias esperaban conmigo en el paradero de autobuses, el sol que hacía ese día era bastante petulante, no era para esperarse más, el sol es un egocéntrico de renombre que gusta de utilizar anteojos Praga para recordarnos que no lo podemos ver directamente, ya que nos deslumbra la mirada.

Igual que William, él deslumbra mi quijada, la hace babear.

Despierto de mi trance no provocado por alucinógenos por dos razones, una el hecho de estar fantaseando cuando vivía en la ansiedad constante de un secuestro, la otra era que mi autobús se había pasado y emprendí una persecución. Yo VS El chofer, próximamente solo en cines.

La banca de piedra resultaba ser más cómoda de lo que se veía, el aire del pequeño parque cerca de esa vereda era más relajante, era un lugar para disfrutar de no hacer nada, solo el estar sentado y observar a la nada, podría convertirse en el lugar favorito de cualquiera fácilmente, ya comenzaba a ser el mío. Más no me hacía ignorar la furia que sentía, cuarenta y cinco minutos tarde y seguía esperando como algo típico de mí, el que no me hubieran molestado el día de hoy sonaba muy bien para ser verdad, esto era para rematar, quizás solo me dejaron la pecera para reponer mi peluche de ardilla, o si era verdad todo esto y después de pensarlo bien no querían tomarse la molestia de venir por alguien como yo… Que desastre.

-Has venido…-Escuche una voz distorsionada y giré para ver que era,  Darth Vader estaba a mi lado, esperando una respuesta o continuación de nuestra charla. La sangre se me subió a la cabeza y mis gritos no se hicieron esperar.

Error McPhersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora