El país de Laikanray era un lugar pacífico y bastante tranquilo. Si bien era difícil la vida por los fuertes fríos del invierno, cada familia encontraba su calor, o bien... lograba descubrir que incluso el hielo puede quemar...
Andromeda, que jugaba a los lados de la fuente de la plaza del pueblo. -La nieve de hoy es más bella de lo normal, será un precioso día. -
Era media noche y la gente se dedicaba solo a ir a pasear por el lugar, el habitual comercio ya estaba cerrado a excepción de un par de tiendas. La chica resbala y cae al agua. Sale, nadie le ayuda. hacía bastante frío. Sentía su cuerpo congelar y por lo mismo, trata de entrar a una tienda que aún estaba abierta. La lanzan fuera.
- ¡Maldita mocosa! ¿cómo te atreves a entrar así de mojada? y además eres una roñosa, me tocará limpiar de nuevo- El mesero de local reía después de escupirle esas palabras en su crueldad interior habían sido incontables las veces que había querido hacer eso. - creo que te mereces una lección. -le pisa el tobillo para que no escape y le da con una escoba que traía en la mano fuerte en la cara. -ahora vete antes que te de otra.
La chica se arrastra por el dolor de tobillo y con el frío no lograba ponerse en pie, trata de rogar la aparición de alguien, de cualquiera que le tuviera compasión y le diera al menos un abrigo. Estaba a punto de rendirse, el dolor en el tobillo seguía y cada vez era más fuerte, se sentía mareada, tal vez no duraría mucho tiempo antes de que sus ojos se cerraran para poder recargar un poco de su agotada energía, o eso creía antes de ver unos pies detenerse frente a ella, para luego darse cuenta de que era cargada y comenzar a sentir el calor corporal de esta persona. Nunca había podido sentir el calor de nadie, aunque la llevaran a otro lado a tirarla, así que ese calor, esa sensación de seguridad, de calma, le bastaban para hacerla cerrar sus ojos antes de poder conseguir verle el rostro a aquel extraño que le regala tal experiencia.
Despierta, encontrándose abrazada por un chico de su edad...o un poco mayorEl chico se da cuenta de que había despertado. -veo que has recobrado la conciencia. Estabas empapada, es muy peligroso hacer eso. Seguramente esos malditos te ofrecieron algún dinero si te tirabas al agua o algo ¿cierto? -Andrómeda niega con la cabeza, iba a comenzar a hablar, pero la entrada de otro chico, con cabello blanco, la alertó.
-No la sueltes aún Dei, sigue necesitando calor, o eso creo...
-Lo sé, lo sé, Nathan. Además, mira sus marcas en la cara y el tobillo...o tuvo una caída o uno de esos infelices le debió de golpear.
-En ese caso iré a ver si puedo ir a robar algunos analgésicos y poder entablillarle el tobillo, habrá que cuidarla un tiempo.-Si, lo sé.
Y la chica mira a ambos desconocidos, pasó de rogar por una pequeña muestra de compasión a despertar junto unos chicos que ni siquiera le preguntaban su nombre para cuidarla. Los miró, primero al chico que estaba en la entrada de la tienda improvisada hecha en aquel callejón y que observe como caen copos de nieve a su alrededor, y después voltea a ver al chico que la estaba abrazando para luego percatarse que el pequeño fuego que mantiene a la tienda en calor está reflejado en sus ojos. Sonríe con lágrimas. -Ya decía yo que iba a ser un precioso día.
Los chicos se miran sin entender.
7 años después.
Tres chicos corrían por la calle seguidos de un grupo de policías, se miran entre ellos y sueltan una pequeña risa para ellos y vuelven a mirar al frente, llegan a una esquina. Se dividen. El chico de pelo blanco corre recto, la chica del grupo corre hacia la izquierda y el integrante restante corre a la derecha.
Policía 1: ¡Detente o te ira peor! -Dice antes que le caiga una lona encima que no logra evitar y se cae.
El peliblanco aún es perseguido. Entra ágilmente a un edificio y sube las escaleras hasta la azotea, usando a los inquilinos de éste como distracción y obstáculos para sus perseguidores. La verdad se estaba divirtiendo, pero se ve acorralado por ellos. No es problema, ágilmente toma una cuerda colocada con anterioridad estratégicamente, la toma con cautela, los policías ya se daban por victoriosos y se lanza al vacío con una pequeña risilla, la cuerda tenía un contrapeso que le ayudo a caer sano y salvo al piso. Corre. Llega al punto seguro y allí estaban sus 2 mejores amigos, Demian y Andrómeda, quien observaba enfadada a su amigo ya que había comenzado a comer sin esperarlo a él, pero Nathan le arrebata el pan antes que le dé el ultimo bocado.