•°•° TRES °•°•

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La mirada de decepción de sus compañeros fue lo peor, cuando por fin  pudo recobrar la compostura. A pesar de que él fue el encarcelado, quien sufrió mas en sus estadía en la carcel fue el pobre de Alexby, los tormentos en su cabeza le repetíam que lo que había hecho esgaba mal y que lo liberaran, que quedaría como mal amigo haciendolo sentir muy mal y desesperado pues  no fue hasta  el tercer día, que fue cuando lo liberaron que las voces se apaciguaron. Y las cosas empezaban a ir en picada.

La insistencia de estas los estresaban, pues pedían que estuvieran SIEMPRE con alguien en específico, incluso si estaba con otro compañero que no fuera el que ellas pedian.

Los dejaban intranquilos, si no estaban con ellos, un gran tormento les caia.
Dolor y aungustia eran los sentimientos a flor de piel, al siguiente día parecia que las cosas se calmaban.

Nuestro joven ojimorado hacia tranquilo la misión designada por Merlon.

El tiempo parecía que competía con él, la noche llegaba rápido dejandolo a merced de los peligros que otorgaba la oscuridad.

Sin razón alguna dejo de ver a sus compañeros, era extraño. Cuando estaba en el pueblo no veía a ninguno pero al estar cerca de su casa los veia a lo lejos conversar. Se sentía excluido de cierta forma.

Pero se dio cuenta que en realidad algunos de ellos planeaban irse, con su nuevo traje, por vacias y solitarias calles del pueblo pudo oir una charla.

- Pero prometeme que no le contarás a nadie

- Lo prometo -suspira- ¿Es necesario que te vayas tan lejos?

- No puedo Luzu, no puedo, e-es mucho como psicólogo te diría el diagnostico de lo que nos pasa pero no lo se. Solo quiero...estar feliz, ven conmigo por favor.

- Yo...l-lo siento Auron, pero me quedo aqui, al menos unos meses más y luego vaya contigo.

- Vale, te llamare cuando llegue para sarte la ubicación

- Esta bien, buen viaje.

Otro más...Lolito, Mangel y ahora Auron

Tiempo paso más rápido de lo él pensó, ya ni sabía que día era, había perdido la cuenta; intento de todo incluso llegó a humillarse a sí mismo pero nada funcionó, ofreció su casa para hacer una fiesta al menos de despedida, el psicólogo y los demás héroes aceptaron trató de convencerlo otra vez teniendo el mismo resultado que la primera vez
Y así uno a uno se fue, librando se por fin de aquella tormentosa maldición, quedando sólo los veteranos nuevamente  en Karmaland.

No lo hacía notar pero estaba decepcionado de sí mismo...prácticamente había vuelto como estaba antes ya de seguro y dentro de poco se quedaba completamente solo, volviendo con la carga de culpa por no campos primera la promesa, así que se resigno a simplemente pasar todo el día en su mansión, durmiendo y sin hacer nada o a veces se quedaba construyendo y gastando todas sus energías que incluso no dormía. Lo peor era que parecía que con cada día que pasaba aquellas tormentosas voces aumentaban.

- No eres suficiente por eso te abandonaron

- Crees ser un líder, pero no puedes liderar si no hay nadie que te siga

- Mira tu puerta de seguro ya la explotaron, a lo mejor descubres quien lo hace

- Ellos sólo siguen contigo por pena

- Deberías seguir en la cárcel pagando tus delitos

- ¿Realmente son tus amigos?

ŠØŁØDonde viven las historias. Descúbrelo ahora