Capítulo 1.

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—¿Te gustaron los pendientes? —, preguntó mi tía Tiffany por el
teléfono mientras yo me colocaba uno de sus regalos en el lóbulo de la
oreja.

—Son preciosos —, le aseguré mientras miraba las pequeñas
piedritas. Eran hermosos, con un
diseño artesanal demasiado vistoso.

—Feliz cumpleaños, cariño —. Sonreí ante el reflejo en el espejo,
ella lo había hecho de nuevo, siempre con algo especial para mí, se las
había arreglado para que los pendientes llegaran el día exacto.

—¡Gracias, tia! —, contesté feliz, más feliz que nunca.

—Espero que pases un día espléndido, trataré de llamarte por la
noche para que me cuentes todos los detalles jugosos —, bajó su tono
de voz haciéndolo un susurro chistoso.

—¿Sobre qué tía? —, pregunté riéndome y poniéndome algo
colorado.

—Sobre lo que hará Sehun hoy para ti, tiene que ser algo especial,
¿no crees? Es el primer cumpleaños que pasarán juntos siendo novios —,
recalcó ella mientras yo cerraba los ojos, pensaba igual y solo de
imaginarme mi regalo se me ponía la piel chinita y miles de lombrices
(no, no mariposas, para mi sonaba demasiado cursi), miles giraban en mi
estómago.
No pude evitar reír.

—Te extraño tía —, le aseguré sinceramente.

—Y yo a ti cariño —, murmuró.
Mis padres me regalaron otra cámara fotográfica, con la cual ya
eran quince para mi colección. Esta era especial, el lente tenía
pequeñas ranuras que permitían captar interesantes juegos de luz y
sombras.

        Salí a la escuela con una sonrisa enorme en el rostro y un solo
pensamiento en la cabeza.

      “Él”.

Oh SeHun había sido mi mejor amigo por muchos años, vivía
a dos casas de distancia y durante mi niñez casi todos las tardes
correteaba a su lado. Cuando cumplí quince me di cuenta de que me
había enamorado de él, era casi inevitable, SeHun era perfecto: su
cabello rubio siempre un poco más largo del típico corte, sus ojos azules
que parecían brillar cuando reía, su cuerpo alto y fuerte, sin llegar a ser
exagerado. Pero no era eso lo que me había hecho amarlo tanto, claro
que el que me derritiera con solo verlo ayudaba un poco. Él me hacía
sentir especial y no raro o friki, no me criticaba por andar siempre con
una cámara en mano. Me entendía y yo lo entendía a él. Estábamos
hechos el uno para el otro.

Yo lo sabía, por eso dejé que mi tía Tiffany me convenciera de
declararme. Sí, yo me lancé por todo y él, a pesar de su cara de sorpresa
inicial, me había dicho que sí, ¡él dijo que sí!, de eso hace casi cinco
meses, un sueño.

La calle en la que vivíamos estaba conformada de lindas casas a
cada lado de la acera, me encantaba caminar por ella y oler la brisa
matutina o el misterioso viento nocturno. Estaba sacando de mi enorme
e inseparable mochila mi nueva cámara cuando un claxon sonó a mi
espalda, el jeep de SeHun aparcó a mi lado.

—¿Qué haces? —, preguntó con una ceja arqueada y una media
sonrisa bailando en sus labios.
Yo no pude contestarle, de pronto las manos me sudaban, a veces
no podía creer que él me quisiera como yo lo hacía.

—Nueva cámara —, le dije levantando mi mano y él por poco
rodea los ojos, lo cual me hizo fruncir el ceño, la guardé sin decir nada y
me abrió la puerta del copiloto. Me subí sin necesitar más explicación.

—Hola —, saludó dándome un beso en la mejilla y yo asentí,
todavía algo confuso, por un momento su rostro había sido el mismo de
aquellos que consideraban mi deseo de capturar la belleza como algo
ridículo.

Another Chance // hunhan //Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora