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Ahí estábamos nosotras.

Aquella chica pelinegra, de tez blanca, llevándo un suave vestido blanco, algo transparente, de pie frente a la única ventana de aquella habitación, por la cuál pasaban unos pocos rayos de sol, ya que este ya estaba ocultándose debido a la hora.
Sus manos tomando los bordes de su prenda, levantándolo un poco, sus piernas cruzadas y flexionadas en una cómoda pose.

Mis ojos analizaban hasta el mínimo detalle, mientras sostenía aquel utensilio que iba apoyando contra la tela de lienzo, marcando a cada movimiento.

Llevábamos toda la tarde ahí, tengo suerte de tener una modelo con tal paciencia, cualquier otra se habría ido a la hora de haber empezado, pero seamos sinceros, hay pintores que pueden tardar días, semanas, meses o, incluso, años en terminar una obra.

Mientras más pasaba el tiempo, más consciente era de los fragmentos que necesitaban más de mi atención.

Hace cuatro años que estoy en este instituto de Bellas Artes, estaba a cuatro meses de recibirme y siendo la estudiante de mayor promedio, a pesar de ser problemática mis notas no bajaban del «Excelente» y llegando a obtener un «Sobresaliente Estrella», fui cuadro de honor desde que inicié, ya que fui recomendada por mí escuela secundaria, esto también me llevó a conseguir una beca, la cuál me permitía pagarme un departamento que se encontraba a unas pocas cuadras.

En sólo dos semanas es la exposición anual y, como siempre, tanto profesores, como alumnos, esperan ver mis presentaciones, este año me decidí por un retrato a cuerpo completo, pero necesitaba a una persona que se adecuara a mis ideas, sin embargo, mis expectativas son algo complejas y únicamente existía una chica, una estudiante que sería perfecta para este puesto.

"Myoui Mina"

En este establecimiento se dan clases no sólo de pintura, también de canto, baile, teatro, hasta de fotografía, entre otras. Y Mina estaba, al igual que yo, en su último año, inclinándose a la danza académica, Ballet.

Era tan complicado conseguir su aceptación, por sus horarios, que el señor Hwang, mí profesor de artes, ya había hecho una lista con otras chicas para poder tomar su lugar, a lo que yo me negué rotundamente, era Myoui o no presentaría nada. Finalmente, logramos hacer un lugar en ambas agendas, aunque solamente teníamos una tarde totalmente libre, debo lograr que el tiempo me sea suficiente.

Durante una semana, estuvimos aprovechando los descansos de 20 minutos que teníamos entre bloque y bloque, además de tomarnos media hora cada día luego de las clases para arreglar lo necesario; Materiales, vestimenta, horario, lugar, nuevas ideas y demás. Por suerte, ella y yo congeniamos muy bien, eso ayudó a ganar confianza para poder evitar problemas al mostrar nuestros pensamientos sobre el cuadro, ya sean positivos o negativos.

Casi todo lo blanco de la tela estaba cubierto por pintura, lo último que decidí tocar fue el rostro pero tenía un problema.
Mis quejidos de frustración de hacían cada vez más notables y constantes, mis ojos observaban con velocidad todas partes.

—¿Qué sucede? - escuché, haciéndome alzar la cabeza rápidamente. —¿Hice algo malo? - preguntó Mina poniéndose a mí lado, observando el lienzo.

Fruncí el ceño. —No sé cómo pintar los labios...- respondí mirándo mí paleta de colores, buscando algo que se adecúe a lo que necesito. —Tus labios son algo pálidos, así que me inquieta saber que puedo pintarlos muy oscuros a cómo son.

—Ey, estoy segura de que saldrá bien. - alentó. —¿No puedes poner algún tono rosado con un poco de blanco?

—No es así como funciona para mí, no quiero arruinar el trabajo hecho. - suspiré pesadamente.

❝ La Pintura De Tus Labios ❞ || MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora