━Vamos, las cosas siempre mejoran, me tienes a mí, yo no te abandonaré.
━Lo sé, pero es solo que siento que si desapareciera a nadie le importaría. El dolor es insoportable.
━No digas estupideces. A mí me importaría y si a los demás no, que te dé i...
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La campana sonó por todo el edificio, anunciando que era hora de ir a almorzar.
En cuanto el profesor salió del aula, un chico rubio se acercó al chico pelirrojo, quién estaba en la esquina del fondo del salón.
Dibujó una enorme sonrisa en su rostro y habló.
—¡Hola! Eres Taehyun, ¿cierto?
El menor alzó la vista de su cuaderno y le miró.
—Sí... ¿Quién eres tú?
—Me llamo Yeonjun, acabo de llegar de Bundang-gu.
—Ya... Eres el chico nuevo del que todas las chicas están hablando. — paseó su lapicero por una hoja.
—Ah... Supongo pero... No sé qué les gusta. — rascó su nuca nervioso.
—Sí, como sea. — cerró su cuaderno y se levantó de su asiento.
—¿A dónde vas?— preguntó yendo detrás de él.
—¿Para qué quieres saber? Y... ¿Por qué me estás siguiendo? Oh, déjame adivinar, Soobinte envió para que me molestaras.
—¿Soobin? ¿quién?— le miró confundido.
—Diles a estos idiotas que dejen de joderme todo el día, por favor. — le dio la espalda.
—¡Espera!
—¿Qué?
—Mira, no conozco a ningún Soobin ni nadie por el estilo, simplemente te hablé porque tengo un día aquí y... No tengo muchos amigos y tú pues... Llamaste mi atención, quiero ser tu amigo.
Taehyun lo miró con el ceño fruncido, dudaba si era cierto lo que decía.
Pero no perdía nada con creerle.
Parecía un buen chico.
—Está bien.
Y así comenzó una gran amistad.
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