Besos, besos, everywhere

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Hinata le estaba enormemente agradecida a Sakura, enserio, pero aunque quisiera evitarlo, tenía un muy mal presentimiento sobre todo aquello. Sobre la supuesta cita doble —sobre la que los muchachos no tenían idea, por cierto—.

Sabiendo que ya era el momento indicado, la peli rosa tomó del brazo a uno de los jóvenes y comenzó a jalarlo hacia la enorme montaña rusa de aquel parque de diversiones al que habían decidido —Sakura los obligó, para ser precisos— asistir los cuatro juntos.

—Sasuke-kun, espero que no hayas almorzado antes de venir— advirtió, sonriendo coqueta—, no sea que te pongas a vomitar.

—Sakura…— masculló él entre dientes, visiblemente molesto, con el ceño fruncido, y con el ánimo decaído. Bah, nada anormal en él—, suéltame.

Naruto llegó hasta el punto de encuentro con dos trozos de torta helada en las manos —que originalmente eran para las dos chicas— y la encontró sola. Toda sonrojada, y retorciéndose infantilmente.

—Hey, Hinata, ¿a dónde fueron Sakura-chan y el Teme?

Ella le sonrió nerviosa.

—Creo que fueron a las montañas rusas.

—¡Malditos egoístas! ¿Por qué no vamos nosotros también?— sugirió sonriéndole entre dientes.

Ella casi (casi, casi) cede, pues su sonrisa es tan atrapante que al observarla sería capaz de aceptarlo todo. Sin embargo, vagamente, recordó el plan que Sakura le sugirió. Hinata no sabía si aquello realmente era para ayudarla con Naruto o para conseguir ella misma algo de tiempo con el Uchiha. De cualquier manera, mejor era obedecerla antes de terminar con alguna extremidad rota (o que Naruto terminara así, en todo caso).

—Eh, no gracias, Naruto-kun. Comí demasiado antes de venir y no creo que sea capaz de aguantarlo…— al ver el rostro de decepción del chico, su corazón se estrujó. Se sentía culpable, muy culpable—. L-lo siento.

—No hay problema…— él sonrió y se rascó la nuca—, de todas maneras, puedo esperar…— lanzó forzosamente—. ¿Nos sentamos en aquellos banquillos?

Ella supo el enorme esfuerzo que estaba haciendo con tal de hacerle compañía. ¿Por qué simplemente no podía dejarlo libre? ¡Malditas hormonas!

—G-gracias…— ella le sonrió al tiempo en que él le tendía un trozo del pastel, y comenzaba él a saborear el otro.

Durante minutos parlotearon estupideces sobre lo buena pareja que harían Sakura y Sasuke. Y, cuando él se distrajo repentinamente, ella se dio cuenta de que era el momento ideal para llevar a cabo el plan.

—¿Dónde se habrán metido’ttebayo? Han tardado…— dijo él girando levemente el rostro hacia el otro sector del gran parque.

Hinata aprovechó y colocó el pastel muy cerca del rostro de Naruto, a modo de que, cuando él lo volviera a girar, un poco del chantillí se posara sobre sus mejillas. Todo surgió como lo esperaba, él giró el rostro, y la crema blanca quedó impregnada en muy cerca de sus ojos.

—Lo siento…— se apresuró ella en decir.

Él se encontraba extrañado, mas no hizo más que sonreírle con calma, y asentir.

—Tranquila, no—

Pero antes de que llevara la servilleta al rostro para limpiarse, ella lo atacó y retiró toda la deliciosa crema con los labios. Él quedó petrificado. Mientras ella besaba con dulzura sus mejillas, toda sonrojada y muerta de vergüenza, valga la redundancia, él creía que estaba en un sueño extraño, pero agradable.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2014 ⏰

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