Noah, el primer maestro agua en nuestra sociedad actual, esta atado por el peso de miles de cadenas, aislado de la sociedad por paredes de grueso concreto, todo por un simple error , hacer justicia en el mundo.
Lo único que realmente conoce es que...
Pase de ser el primer maestro agua, un maestro implacable, fuerte y versátil a ser un prisionero mas entre las miles de celdas que encerraban a los maestros que decidieron marcar una diferencia con sus nuevas "habilidades". En mi interior sabia que cuando quisiera podía liberarme pero... aun estaba atado a mi pasado, a mis principios, pero poco a poco estos me importaban menos, poco a poco los quería dejar atrás, solo tenia que aguantar un poco mas...
Me sentía como escoria humana, una simple unión de entrañas, músculos, huesos y sangre sin ningún motivo aparente, solo era un cuerpo que albergaba en su interior un alma la cual había perdido total esperanza de una vida sin la necesidad de huir o esconderse para poder ser feliz... Simplemente no sentía nada más que el dolor físico.
Sentía las cuatro pesadas cadenas que me mantenían sujeto a esa prisión hecha completamente de concreto, sentía su tacto frió y oscuro palpitando lentamente desde todas direcciones, estaba tan oscuro que con mucha dificultad apenas podía ver mis propias manos, las cuales estaban atadas por estas dos cadenas a ambos lados, sus grilletes me estaban perforando las muñecas constantemente, cada movimiento de estas por mas mínimo que fuera me dolía y me daba un corrientazo de dolor inimaginable, procuraba estar lo mas quieto posible, probablemente mis heridas estaban infectadas gracias al oxido que desprendía cada una de estas cadenas, no solo lo predecía, podía olerlo, el típico olor del metal viejo que desprenden esas antiguas estructuras y también la sangre... probablemente era una combinación de ambas; mis tobillos estaban en las mismas condiciones que mis muñecas pero misteriosamente no me dolían, probablemente era por el hecho de que no los podía ver, solo sentía un pequeño rose, una pequeña sensación que no se extendía mas allá de mis piernas pero aun así, no sentía nada.
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- "Noah" fue un llamado bajo, casi llegando a ser un susurro, tan rápido como un destello e imperceptible como una pequeña brisa.
- "Noah..." el segundo llamado fue un poco mas fuerte pero de igual manera decidí ignorarlo, simplemente pensé que me estaba volviendo loco, hace 5 meses no escuchaba ninguna voz humana, a los guardias probablemente se les prohibía hablar con los reclusos o también es posible que les diéramos asco, al fin y al cabo eramos escoria humana para ellos, una escoria humana que los podría matar en cualquier momento pero bueno... tecnicismos.
- "¡Noah¡" este llamado fue implacable, estaba seguro que no era mi imaginación, inclusive me llegue a asustar con ese tipo de voz tan imponente que resonó por toda mi celda.
- "No creí que después de tanto tiempo seguirías vivo, me sorprendes, siempre fuiste un pequeño luchador "
- Estaba intrigado, su voz era realmente familiar pero no conocía realmente su proveniencia, ademas esta el hecho de que estaba en un estado físico-emocional deprimente, no tenia fuerzas para moverme, solo pude modular un par de palabras "¿quien eres?" "¿te conozco?"
- "Hahaha" fue una risa oscura, llena de melancolía y dolor
- Eres tan ignorante que inclusive pareces estúpido, ni siquiera teniéndome a unos metros de ti sabes reconocerme, deprimente.
- Mi mente se ilumino, llenándome de recuerdos de una persona que probablemente había bloqueado por el miedo a recordar mi vida, la que era mi vida hace algún tiempo, con las pocas fuerzas que me quedaban solo pude murmurar mis ultimas palabras antes de desmayarme
