Chico Raro [AkuAtsu]

[11]

—Auch, con cuidado, me duele

—Pero que jovencito tan problemático, menos mal no te hiciste alguna herida grave en la cabeza, solo fue el golpe

—Esto no hubiera pasado si tan solo ¡Alguien! No me estuviera persiguiendo por los vestidores

—Creo que se hubiera evitado si tan solo ¡Alguien! Se hubiera dejado ayudar

—Bueno ya, basta los dos o los reportare por mal comportamiento en la enfermería. Iré a conseguirte otro analgésico y una compresa fría, espera aquí

Y así la enfermera salió de ahí, dejando a ambos chicos solos, uno sentado en la camilla, con gesto entre triste y enojado, además de un enorme puchero en sus labios. El otro estaba de pie, intentando concentrarse en algún punto que no fuera Nakajima o el enorme golpe color rojizo que tenía en la sien izquierda, incluso abarcaba un poco su ceja, se veía doloroso; El remordimiento y culpa eran demasiado para él.

—Atsushi, lo siento...

Se sorprendió un poco, pero aún así estaba lo bastante molesto como para dirigirle la palabra, tan solo continuo con la mirada en el suelo, jugueteando con sus manos.

—Fue mi culpa, en verdad lo lamento... creo que no elaboré con cuidado mi plan, y por eso...

— ¿Plan, que plan?

—Pues... yo quería besarte, pero no sabía la manera, el día del centro comercial, con el helado, fue un completo desastre, así que esta vez pensé que...

—Alto, ¿tu insistencia en los vestidores era porque querías robarme un beso?

Tan solo un pequeño, y muy, muy ligero puchero junto a un leve sonrojo, apareció en el rostro de Akutagawa, desviando la mirada y asintiendo, tal como un niño pequeño y avergonzado, completamente adorable.

—Pensaba que, mientras tú no pudieras ver por culpa de la playera en tu cabeza, yo podría... ya sabes, darte un beso...

Parpadeo algo incrédulo, viendo al avergonzado joven a unos pasos de él, y sí que no había un momento más adorable que aquel. Sonrío con ternura, soltando una pequeña risa mientras se levantaba y acortaba la distancia entre ellos.

—Akutagawa tonto, si querías un beso solo debías pedírmelo

El tiempo se detuvo y todo a su alrededor pareció dejar de importar, tan solo estaban ellos dos, compartiendo aquel bonito momento, con sus cálidos labios juntos, sonriendo y abrazándose después.

Sí, aquello fue muy, muy raro...