UNO༶ I

21.6K 1.1K 1.9K
                                    

Pasado

Mis padres son unos orgullosos cazadores de demonios y yo una alegré niña siguiendo sus pasos para ser como ellos.
Día y noche entrenando y fallando lo normal tampoco soy tan grande como para hacer todo a la perfección, soy algo torpe con estas cosas, realmente quería esforzarme para enorgullecer a mis padres. Pero nunca estaban para mí: mi hermano mayor era preoridad y se llevaba toda gratitud de mis padres, yo simplemente le sonreía y halagaba esperando pacientemente que cuando terminaran de isntruirlo a él sea mi turno.

Creo ingenuamente en mi familia sin saber porqué prefieren más a mi hermano que a mí, realmente no me importa, adoro a mi hermano y a mis padres tienen sus motivos, aunque aveces quisiera un poco de atención y amor también traté de exigirles pero simplemente es como si hablara con la pared.

Es de tarde y como siempre me fui sola al patio con una ramita, fingía que era una espada y daba golpes al aire, mi frente estaba perlada en sudor luego de unos minutos moviendo aquella ramita, fruncí el ceño y jadeaba cansada y entrecortada como si hubiese echo mucho esfuerzo.

Camine con sigilo hacía el bosque viendo a mis padres entrenando con mi hermano, estaba concentrada viendo qué hacían para luego repetirlo en el jardín de atrás.

Varías veces me pillaron y me quitaban las ramitas y me metían adentro enojados, realmente no sé porqué, solo quiero ser fuerte como ellos pero parece molestarles todo lo que hago, creí que simplemente que hacía algo mal y que debería esforzarme más, sin embargo no parece que les haga feliz con lo que hago.

Sentía mis ojos picar pero no debía llorar, mis padres siempre le dijeron a mi hermano que eso no lo salvaría y que era inútil llorar: aprendo todo solo porque se lo dicen o enseñan a él y yo solo observo, siempre lo han presumido y premiado la verdad me da celos.

Estando encerrada en mi habitación pensando sentía la fría brisa que corría por mi cuarto tenía poco abrigo y la habitación estaba arruinada, decidí salir ya que no podía dormír, comence a entrenar con la ramita

- ¡Superaré las espectativas de mamá y papá.!- dije ilusionada entrenando hasta treinta minutos hasta que me dió mucho frío y cansada.

Al día siguiente fue lo mismo día tras día semana tras semana mes tras mes y siguiendo y siguiendo. Noté que no avanzaba en nada, y mi hermano iría a la selección final, me sentía decepcionada aprendí a entrenar sola pero no daba frutos, esa noche se encontraba mi familia cenando, me senté en la mesa esperando un plato de comida pero ellos ya habían empezado y hablaban animadamente trataba hablar pero me ignoraban sonreí era claro que aún no podía hablar en conversaciónes de adultos así que me dediqué a callar y escuchar atentamente.

-Que feliz me siento de que mi preciado hijo vaya a la selección final, ¡Al fin será un muy fuerte cazador de demonios como nosotros!.- decía un hombre de cabellera larga y azul oscuro con una piel bronceada y algunas cicatrices por anteriores combates contra demonios.

-¡Nos llena de orgullo nuestro pequeño!.- dijo ahora una mujer delgada con un kimono celeste y plateado siguiendo con los comentarios.

-pero ten mucho cuidado querido Kyo, no quiero que te suceda algo malo ¿si?.-

El chico recién nombrado iría a la selección final al amanecer del siguiente día, los nervios estaban a flor de piel para ambos adultos que idolatran a su hijo mayor.

-Madre, Padre estén seguros que volveré en una sola pieza, no hay nada que temer. No hay mejores instructores que ambos, soy fuerte gracias a ustedes.-

La voz del chico sonaba serena y ambos adultos sonreían con orgullo. Por otro lado yo simplemente esperaba el plato de alimento que aún no me daban, estaba hambrienta, a veces siento que soy invisible pero aproveché el breve silencio y dije animadamente:.

¡Mírame Porfavor! -Obanai Iguro x Lectora- CANCELADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora