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Cuando renuncias a una persona solo quieres oírlo pelear por lo que una vez fue un amor sólido. Un amor que rompía barreras y estereotipos, un amor tan fuerte para hacer llorar al más fuerte y hacer fuerte al más débil. Un amor de dos, dos personas que vivían el uno por el otro.

Uno se marchó convirtiéndose en el ángel favorito del otro, ellos prometieron un para siempre pero el destino así no lo quiso. Ella sostenía su mano, lloraba, lo mantenía en su memoria e intentaba seguir adelante prometiendose a si misma ser fuerte por ambos.

Lo miro a los ojos y le reclamo porque no cumplía su palabra de la vida perfecta, el tomo su mano y susurro que esto no era un adiós, que todo estaría bien.

Déjame ir le suplico el con los ojos llorosos. Ella se sentía devastada como si tuviera varias dagas en el pecho oprimiendo su alma. Al final, el ganaba y ella perdía. Estaba atrapada en un pozo oscuro, ahogándose en sus propias lágrimas. Ella veía sus luces apagándose como si se quedarán sin batería.

Ella contaba los días desde su partía esperanzada de encontrar algo de paz. Porque desde que se fue cada palabra que ha escuchado se sienten como una calle vacía. Le han dicho que lo saque de su mente pero, ella no quería perder los moretones que el dejo al irse.

Todo lo que ella podía desear era escucharlo hablar o al menos tocar su puerta. Necesitaba, anhelaba ver su rostro al menos por última vez. Ella solía acostarse a llorar en la cama toda la noche, esperando sentirlo a su lado. Ella le reprochaba su partida, porque si la amaba no la hubiera dejado. Ella le gritaba al cielo que se llevará su cuerpo, que se llevará su alma.

Gritaba de dolor y pena, se sentía tan vacía en un mundo ahora extraño para ella. El amor de ellos era para una pantalla de televisión no para terminar de esa manera.

Ella recordaba cantarle al oído en susurros sus canciones favoritas antes de dormir y acariciar su cabello cuando el se recostaba en su regazo para ver alguna película juntos, lo extrañaba. Las veces que pintaron su hogar solo porque a ella le aburría y aunque odiaba que todo tratará de ella, ¿Que se supone que debería decir? ¿Que se supone que haga si no estaba el?

Si él no estaba, ella no tenía camino. Sin él, ya no había una razón. Ella le había entregado todo su amor, su alma.. solo quería sanar. Sanar para poder volver a vivir, ¿Que había hecho mal? Ya no vivía, era solo un fantasma que habitaba la tierra. Esperando escuchar que las cosas a veces duraban y otras no.

El océano tomaba la tierra sucia y la devolvía limpia así quería sanar ella, como si de una ola se tratase.

Había visto miles de lunas pasar a través del tiempo. Mi cabello blanqueo y mis manos tomaron una divertida forma arrugada. Mi rostro ya no era el mismo y mucho menos mi cuerpo, aún así Charlie solía decirme lo hermosa que me veía todos los días. Ya había cumplido mis perfectos dos dígitos 75, para mí esposo era una anciana perfecta y para mis nietos la mejor abuela. Tenía cinco hermosos y perfectos nietos Dean, Aurora y Lucas de mi James y los pequeños Harry y Matías de mi bebé Nadia.

Mis niños se habían convertido en unos excelentes padres, ambos trabajaban y cuidaban a su familia tal y como les enseñamos. En cambio, Bella había decidido convivir junto a Damián sin niños a su alrededor. Ella trabajaba como profesora de literatura en la universidad de California mientras su esposo era un gran médico.

Tenía una familia perfecta, pero, la vida tal y como comenzaba debía acabar. Cómo una película de esas que amas el intro y el contexto pero odias su final. Deje caer con suavidad mi cabeza sobre la almohada donde dormía Charlie luego de un largo día divirtiendo a los niños. James y Nadia dormían en sus antiguas habitaciones junto a sus parejas mientras los cinco pequeños se quedaban en la cama de la tía Bella. Su tía favorita aunque no lo dijeran en voz alta, Bella los consentía tanto que esos niños eran unos malcriados cuando ella estaba cerca.

-Charlie.. - llame con cuidado para no asustar su ahora débil corazón.

-¿Si cariño? - pregunto. Alcé un poco mi rostro sin levantarlo de la almohada.

-Te amo - dije apegando me a su cuerpo.

-Lo sé.. - susurro tomando lentamente mi arrugada mano apretándola un poco. Su rostro estaba cansado, sus ojos que horas antes me miraban con vida ahora se despedían suavemente, como una brisa fresca.

-¿Así acabará nuestra historia? - pregunté un poco asustada. -No quiero dejarte ir, no quiero.

-¿No lo haz entendido? - pregunto confuso girando su cuerpo abrazando mi cintura quedando frente a frente aún acostados -Siempre estaré a tu lado, no podría pasar una eternidad sin ver su sonrisa traviesa.

-Ve tranquilo.., cuidare de los chicos - dijo con un gran nudo en mi garganta al ver cómo sus ojos se cerraban lentamente con la misión de nunca volver abrirse.

Adiós Charlie, esposo, padre y el héroe de Forks.

Fin

No saben cuanto me dolió este capitulo, lo odie. Voten y comenten si quieren un extra para ver a los abuelos Swan interactuar con sus nietos.

Pa' atrás al destino『ᴄʜᴀʀʟɪᴇ ꜱᴡᴀɴ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora