Después de ti pensé que todo estaba mal conmigo, es decir ¿Por qué me cambiaste con tanta facilidad? ¿Acaso soy tan remplazable?.
No me mal entiendas, no me siento la última coca cola en el desierto, tampoco creo ser una especie extraña para que me eligieras para siempre, pero cariño me hubiera gustado que me lo dijeras al menos.
Prometimos no mentiras y desde ese momento las deteste aún más, prometiste no romper mi corazón y lo hiciste pedazos.
Dijiste cosas que no cumpliste, prometiste quedarte y te fuiste pronto.
Las personas se cruzan en nuestra vida de maneras misteriosas y para fines aún más misteriosos, ahora puedo ver claro el motivo.
Tal vez la vida me estaba enseñando que el para siempre no significa a tu lado y que una promesa se enfría tan rápido como un café en invierno, que las palabras bonitas están bien pero que es mil veces mejor las acciones, que las despedidas no son para todos y que es aún más valiente quien se queda a desear un buen viaje que quien se marcha por la puerta de atrás.