3. Delito

14 0 0
                                    

Viernes a la noche, después de una aburrida semana hoy tocaba fiesta en casa de Marcos, aunque me cayera más mal que bien una fiesta es una fiesta, así que sólo tenía que preguntarle a mis padres y esperar a que llegara la hora.

-No.

La respuesta final de papá después de la típica "preguntale a tu madre" que siempre termina de la misma manera. Estaba enojado, así que me fui a casa de Liz a distraerme de mi ira, ¿Por qué no era capaz de enfrentar a mi progenitor y decirle que merezco diversión desestructurada como todo adolescente normal de dieciséis casi diecisiete años? Lo único que pedía era un poco de normalidad en medio de mi vida carente de algo en lo más mínimo interesante, y no fui capaz de elegir la opción obvia hasta que Liz me dijo:

-Hablé con Marcos y te hicimos un favor, la amiga de Nina va a ir a la fiesta de hoy, así que tienes prohibido faltar...

De un segundo a otro me dije a mi mismo "o drogas a tus padres o te escapas" y como no tenía dinero decidí tomar la segunda opción. Así que ahí estaba, a las doce de la noche saliendo sigilosamente por la ventana, sabía que todos en casa tenían el sueño tan pesado que no sentirían un choque de auto si éste ocurre a las tres de la mañana al lado de su cama, así que no fue necesario hacer cómplice de mi "Delito" a mi hermano menor de trece años. Oliver me estaba esperando en la esquina, así que todo estaba en marcha.

Al llegar a la fiesta Marcos me recibió de una manera extrañamente amable, lo que su aliento a alcohol explicó más tarde (aplausos para mi rima para nada intencional), entré a la casa con un único propósito así que empezé a buscar a la chica entre la multitud que bailaba. Logré ver a Nina saliendo hacia el patio trasero, así que la seguí con la esperanza de que se encontrara con su amiga, pero se dirigió hacia otra chica la cual estaba sola, sosteniendo un vaso rojo. Quedé en la puerta observando disimuladamente, esperando a ver si aparecía la chica que yo buscaba, hasta que decidí entrar, sin haber conseguido nada. Cuando me di la vuelta, de la nada, me veo mojado.

-¡Uh! Perdón

Dijo después de pecharme y volcarme entero su vaso de cerveza... era ella, creo que entré en tensión pero decidí hablar, era ahora o nunca.

-No...no. No hay problema, fue culpa mía por haberme cruzado.

-No seas tonto, yo te peché.

Respondió haciendo un esfuerzo por limpiarme. Estaba hermosa.

-Fue una...simple coincidencia. ¿Puedo saber tu nombre? Ya que me tiraste cuarto litro de cerveza encima dejame al menos saber algo de tí.

-Delphine, pero puedes decirme Delph, mis padres no son buenos con los nombres ¿El tuyo?

-Delphine, me gusta. Yo soy Alfred, a secas... irónicamente. No me pueden llamar Alf, entenderás lo molesto que eso puede resultar.

-¡Delph!... ¿Con quién hablas?

Nos interrumpió Nina.

-Él es...Alfred, lo acabo de conocer, le tiré cerveza encima, sólo lo estaba limpiando un poco.

-Ah, bien, perdona Alfred, tenemos que irnos. 

Y diciendo esto, Nina tomó a Delph del brazo y se la llevó afuera.

-¡Nos vemos!

Dije, y me sonrió. Por extraño que parezca, ese fue el único contacto que tuvimos durante toda la noche, después de eso ella desapareció y no volvió a la fiesta, tampoco vi a Nina dando vueltas por ahí así que supuse que se fueron juntas. No quise tomar demasiado, teniendo en cuenta que me escapé de casa eso no era muy recomendable. Decidí irme más temprano de lo que planee por si acaso, por suerte llegué a casa y todo estaba tranquilo, tal y como esperaba, nadie había notado mi ausencia y ya podía dormir tranquilo, mi propósito de la noche ya estaba cumplido, no puedo decir lo mismo de Oliver que sólo se frustró porque no pudo acercarse a Nina, aunque tuvo un intercambio nada agradable de ADN con otra chica que ya conocía, lo que para él no era suficiente. Continuando con mis pensamientos "pre-sueño nocturno" comencé a reflexionar acerca de lo que me había llevado a actuar en la forma que actué. Jamás fui alguien de tener suerte con las chicas y a decir verdad no era demasiado extrovertido, pero había algo en Delphine que me inspiraba confianza y seguridad, además de verme muy conmovido por su gran belleza. Desobedecí a mis padres, pero si ella no hubiese estado ahí, yo no lo habría hecho, probablemente estoy acostumbrado a ser el niño bueno y obediente que respeta cada decisión absurda de sus padres sobre protectores, pero la verdad es que no me arrepiento en lo más mínimo. Continuaba pensando e inevitablemente caí en un sueño profundo.

AlfredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora