6. El momento

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Este era el momento. Lo sabía. Después de salir juntos toda la semana pasada lo percibía, ella me veía como su confidente, alguien con quien hablar, a quien podía contarle de su vida, alguien que le sacaba sonrisas y la comprendía. Los silencios entre nosotros estos días, fueron únicamente para detenernos a mirarnos fijamente, mientras ninguno de los dos se animaba a avanzar. Me gustaba. Jamás presté tanta atención a alguien. Delphine Fitch era el ser más dulce y perfecto en la faz de la tierra, sus mejillas enrojecidas cada vez que le decía lo mucho que me hipnotizaban lo azul de sus ojos y su sonrisa tierna y vergonzosa la hacían aún más perfecta. Este día Nina había faltado a clases así que Delph tenía que volver sola a su casa, como todo un caballero decidí acompañarla. Veníamos riendonos y hablando de la vergûenza que nos hacen pasar nuestros padres bastante seguido, además de cosas de nuestras familias en general cuando llegamos a su casa, en lo que pareció el recorrido más corto de la vida, teniendo en cuenta que vivía a unas veinte calles de la secundaria. Me despedí, con cara de "me encantaría seguir hablando" y dijo.

-Alfred, ¿Te gustaría pasar? Te doy algo de tomar así te recomponés antes de ir a tu casa.

Así que entramos. Para su sorpresa, su madre no estaba. Le dejó dinero y una nota diciendo que la llamaron de su trabajo para que hiciera una suplencia rápida o algo así, por lo tanto volvería al otro día. Su padre no vivía con ellas desde hace años,entonces...estábamos solos. Después de leer la nota en voz alta me miró, estuvimos viéndonos fijamente por unos cinco segundos cuando rompió el silencio y me invitó a sentarme. Se fue a la cocina y volvió con dos vasos y una jarra de vidrio con agua helada. Sentados en el sofá, ambos con nuestros vasos, en silencio, intentabamos evitar las miradas. Ella estaba algo más pálida de lo normal y yo sentía la garganta seca, por mucha cantidad de agua que pasara por ella. Ambos estábamos nerviosos. Inevitablemente nuestros vasos se vaciaron, y al mismo tiempo los dejamos sobre la mesa, sonriéndo volvimos a mirarnos fijamente. El silencio era placentero, lo único que podía ver eran sus ojos y no pude evitar tener el impulso. Ese era el momento. Sin pensarlo más coloqué mi mano en su mejilla y la besé. Ese beso fue perfecto. Nos detuvimos, sonreimos, la sonrisa se fue borrando de nuestros rostros, nos mirábamos fijamente, así, a medio centímetro de distancia. Acarició su nariz con la mía levemente y me volvió a besar. Sentí en mi pecho un chispazo que se tornó un fuego, el cual se exparcía lentamente por todo mi torso y me hacían sujetarla fuerte pero tiernamente de la cintura. Beso tras beso esa sensación aumentaba. ¿Qué me pasaba? Cuando menos me lo esperaba, Delph empezó a acariciar mi pecho, provocando que se me erizara la piel. No paraba de besarla y su mano seguía deslizándose suavemente por mi pecho. Fui empujándola hasta terminar sobre ella, en el sofá, mientras me abrazó la espalda y me apretó con fuerzas. Paró de besarme, pero seguía abrazándome fuertemente mientras yo hacía lo mismo, rodeando su cintura con mis brazos. Nuestra respiración estaba agitada, estuvimos así un par de segundos hasta que volvió en si y sentándome, me alejó de ella.

-Deberíamos ir más lento.

Me dijo. Asentí con la cabeza y un impulso me llevó a sus labios nuevamente. Me abrazó y me devolvió el beso, tiernamente. Mi ímpetu crecía a medida que ella me acariciaba y cada vez que sus ahora brillantes ojos azules se detenían a verme de cerca, yo enloquecía. Delphine se convertía para mi en algo increíblemente especial a cada segundo que pasaba, con cada contacto que sus delicadas manos tenían con mis mejillas. Me besaba más y cada vez en forma más apasionada. Sin que yo opusiece resistencia me recostó contra el respaldo del asiento y se puso encima de mí. Yo la abrazaba y acariciaba su espalda hasta que volvió a recuperar el control y se paró de inmediato. Estaba agitada.

-Perdona, yo... no se que me pasa.

-Delph, está bien, somos jóvenes, me gustas, te gusto, ¿Cuál es el problema?

-Yo no soy así, nunca hago estas cosas, yo... perdona pero tenés que irte.

-Pero me gustas de verdad...

Dije parándome y tomándola por la cintura al tiempo en que la atraía hacia mi. Ella, oponiendo resitencia y apartándose empujandome un poco contestó.

-Esto no es correcto. Es la primera vez que estás en mi casa, y si...me gustas...pero no hay que dejarse llevar. Gracias por acompañarme.

Y diciendo esto se dirigió hacia la puerta de salida y la abrió.

-Bien, lo entiendo...

Dije desanimado. Tomé mi mochila y caminé hacia afuera, la miré y ella me miró, sosteniéndose de la puerta. Cansado de arrepentirme siempre de aquello que no hacía, me decidí a tomar las riendas y serme fiel a mi mismo como lo había hecho pocas veces en mi vida, así que la volví a besar, tiernamente.

-Hasta mañana.

Y así partí feliz a mi casa, pensando en lo mucho que Delphine Fitch significaba para mí ahora. No era otra chica, lo supe desde que la vi. Ahora era cuando mi vida cobraba más sentido, tenía alguien en el que pensaba antes de dormir, y en el cual me despertaba pensando, alguien que me sacaba una enorme sonrisa con tan solo pasar por mi mente, alguien que me erizaba al simple contacto y estoy seguro de que ella siente lo mismo.

AlfredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora