Corazón

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Había un corazón desamparado que tenía siempre miedo de ser herido así que nunca se acercaba tanto como para serlo, un día, conoció a una presencia que sin importar lo que hiciera no se podía alejar de ella, entonces pensó "tal vez estaba equivocado", y la dejó pasar. Esa presencia era cálida, amable y tierna, poco a poco le empezó a tener efecto. 

El pobre corazón decía "soy inútil puesto que no funciono" y la presencia al escucharlo decir eso se entristeció pero pensó "quiero ayudarle" y de alguna forma lo hizo, lo arregló; se tardó tiempo en hacerlo pero finalmente funcionó de nuevo. ¡EL CORAZÓN LATÍA!

Ya funcionando, el corazón y se dio cuenta de todo lo que había sufrido sin embargo no pareció importarle porque había encontrado una presencia cálida que siempre le apoyaba y que le amaba. 

Una tarde la presencia le dijo "te quiero" y el corazón le respondió "estoy tan feliz", "¿por qué?"- pregunto la presencia, "por que también te quiero"- le respondió el corazón; y la presencia solo sonrió y lo abrazó.

Tuvieron muchos días felices hasta que, al corazón se le ocurrió probar si realmente la presencia lo quería; le puso una prueba, la presencia quedó dolida pero había pasado la prueba con éxito. 

El pobre corazón se sintió muy culpable y decidió castigarse a sí mismo pero nunca pensó realmente lo mucho que podría pasar en ese tiempo en el que se alejó de la presencia, pues ésta pensó que había hecho algo mal y que el corazón ya no le quería. 

Mientras pasaba todo esto el corazón esperaba ansiosamente a que terminara el  tiempo del castigo autoimpuesto; se enteró de lo que creía la presencia y fue en su búsqueda para decirle que la amaba y que no pensara en esas cosas, de algún modo el corazón se perdió y al darse cuenta  de ello estaba llorando.

Ese mismo día lo pudo localizar en la noche y al pensar en muchas cosas  en su camino quiso asegurarse de si realmente pensaba eso la presencia así que deliberadamente le preguntó "¿quieres terminar?" y la presencia sin pensarlo le contesto "si, si quiero"

El corazón sin más preámbulo aceptó la decisión de la presencia, no quiso llorar porque pensaba que todo era su culpa siendo que la dejo acercarse demasiado y no sabia qué hacer.

Ya luego de un tiempo creyó haberlo superado pero se mintió a sí misma pues al parecer fue peor de lo que pensaba y aunque solo fue muy poco el espacio por donde entró fue lo suficiente como para hacerlo funcionar, sin embargo ya no estaba en él la presencia, pero el tonto del corazón no lo podía olvidar y fallaba a menudo hasta que de tanto dolor dejo de funcionar.

Recuerda cuando funcionaba y se melancoliza, ahora, cada vez que regresan las memorias de esa presencia tan cálida y amable que lo hizo funcionar hacía que latiera pero con un ritmo lento y triste.

Desde entonces solo desea una cosa, regresar con ella; y que todo vuelva a ser como antes.

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