Creo que no hace falta decir,
que está es mi última nota,
mi última nota de amor;
quizá la siguiente sea de odio.
Me advirtieron,
que del amor al odio hay un solo paso.
Y ese paso yo ya lo había caminado,
ya lo conocía, de aquella vez en la que te fuiste sin siquiera una despedida.
Y me dejaste sola,
con un sabor agrío que recorría toda mi boca,
y ese dolor pausado que me dejó sin respuesta.
Quizá me obligué a seguir queriéndote,
me convencí que quería volverte a ver,
cuando en realidad quería que desaparecías, y te llevarás contigo esa presencia que me visitaba todas las noches dejándome en claro que ya no te tenía.
Tal vez de eso se trate el odio,
de que ya no te veía como la persona con la cual quería compartir mil lunas,
sino más bien,
como aquella a la cuál me arrepentía de conocer.