Cimientos

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Era un nuevo día, yo despertaba como todas la mañanas en la comodidad de mi hogar, la ventana se abrió gracias a una fuerte brisa que se coló en mi habitación, era por la lluvia que se avecinaba.
Bajé las escaleras quitándome la pereza que habitaba en mi cuerpo, al llegar a la sala me encontré con un ambiente tranquilo, mi madre se encontraba bordando, yo la saludé con el más puro entusiasmo y le pedí que me enseñara.
Mi padre también se encontraba ahí dándole
aún más calidez a el lugar, hoy esperábamos la visita de el Doc. Jeager yo me encontraba un poco nerviosa por lo que no era normal que hubieran visitas en casa, vivíamos en una pequeña cabaña en las montañas del muro Maria.

Al terminar el bordado, lo enseñé a mi madre la cual me respondió con unas preciosas palabras y con una sonrisa como siempre eran las de ella encantadora en todo sus aspectos, así era mi madre:

~Madre de Mikasa~
-Te quedó muy bonito Mikasa, este bordado ha pasado de generación en generación por nuestra familia, algún día tú se lo enseñarás a tus hijos.

Yo le respondí con inocencia clara de una niña de 10 años:

~Mikasa~
-Madre, ¿cómo se hacen los bebés?

Seguido de eso ella rió y dijo:

~Madre de Mikasa~
-Deberías preguntarle a tu padre, creo que el sabe- Después de eso ocultó su risa y yo mire expectante a mi padre.

~Padre de Mikasa~
-Yo creo que será mejor que le preguntes a él Doc. Jeager, ya debe estar en camino- lo dijo con una postura nerviosa

Pero como si de una predicción se tratara, alguien tocó la puerta. Mi padre con suma confianza la abrió para encontrarse con tres hombres entre más pequeño y el que parecía ser el líder lo apuñalo en el abdomen. Por mi parte me quede estática, aunque, observé cómo mi madre guardaba unas tijeras en su falda y yo tomé el cuchillo que minutos antes mi papá usaba para pelar papas ocultándolo de la misma forma que mi madre.
Después de asesinar a mi padre a sangre fría, nos ataron de forma que no podíamos realizar ningún movimiento. Dos de los hombres se encontraban en nuestra misma habitación discutiendo sobre en dónde nos venderían o a quien, eso no lo recuerdo muy bien, el caso es que se encontraban ensimismados en su platica y mi madre aprovechó para deshacerse de las cuerdas que la mantenían presa, seguido de eso me libero, dijo que todo estaría bien. Mi madre se me adelantó revelando nuestra presencia de forma que uno de los captores al que mamá atacaría logró moverse un poco causando que el corte con las tijeras fuera en su brazo, un poco profundo pero no lo suficiente, el hombre la tomó por el cuello tratando de ahorcarla ya que tenía más fuerza que ella, el otro hombre venia con precaución por mi ya que no sabía si estaba armada pero en ese momento yo saqué el cuchillo y escuché las ultimas palabras de madre que hoy en día son los cimientos de una nueva persona, ser fuerte para sobrevivir y luchar para ganar.

~Madre de Mikasa~
-¡Lucha! ¡Lucha Mikasa!, ¡Se fuerte para sobrevivir!- Tomé una postura más a la defensiva

Seguido de eso la situación se le salió de las manos a él hombre que retenía a mi madre, porque con las tijeras le ocasionó más cortes mi madre y él hombre retrocedió un poco para volver a tomarla por el cuello para así acabar con su única existencia para mi
Recordé lo último que me dijo mi madre, cada minuto con ella y mi padre. No era momento para llorar por su muerte, miles de imágenes pasaban por mi cabeza y por último una corriente eléctrica pasó por mi columna trayendo consigo una fuerza descomunal que me hacía actuar por instinto ante el peligro; corrí hacia el hombre que me quería agarrar, le apuñale con demasiada fuerza ocasionándole una muerte instantánea, su muerte fue rápida, algo mucho mejor para lo que se merecía.

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