2- Entre mis sabanas

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2- Entre mis sabanas



Youngjae abrió los ojos de golpe, los recuerdos de las últimas horas llegaron a él y recordó aquellos ojos oscuros que lo miraron sin vida. Sin moverse observo a su alrededor. Estaba en una cama, eso era seguro, la suavidad bajo él y la suave tela cubriéndolo lo evidenciaban. El cuarto estaba oscuro, pero aun sin verlo supo que ese no era el suyo o el de sus amigos. El colchón hundido a un lado y fuerte presencia lo hicieron entender otra cosa; no estaba solo.

Con miedo movió sus dedos, deslizo la mano hacia esa sección que se sentía tan cargada de energía y toco. Casi grita al sentir un cuerpo, no era realmente caliente como esperaba, pero tenía una suavidad y sensación increíbles. ¿Quién estaba junto a él y por qué no llevaba ropa? Roso lo que creyó era una costilla y torpemente se movió hacia arriba rosando el brazo que parecía estar sobre un fuerte pecho.

-¿Siempre sos tan atrevido?

El tono divertido lo hizo apartar la mano, jadeo moviéndose al lado opuesto del colchón  viendo hacia ese cuerpo en la oscuridad. Esa esa voz, la misma voz.

-sos...sos...el chico del parque ¿No?- Las luces se encendieron y él grito, un pequeño y corto grito que lo hizo sentir tonto- ¿Cómo...?

-¿Cuál es tu nombre?- El chico de cabellos negros y largos se sentó en la cama, la sabana deslizándose por su cuerpo dejando ver un trabajado torso.

-estas desnudo- No quería ver, no debía hacerlo, pero...- estas desnudo- Cubrió su rostro con ambas manos y lo escucho reír.

-Calmate cosita – Rio viéndose divertido, Jae estaba sorprendido de que aquel hombre pálido con rostro duro pudiese reír, incluso sonreír- tengo ropa interior – Alzo la sabana dejándole ver el pequeño pedazo de tela negro, eso no ayudo en nada- ¿Ves?

-¿Por qué...por qué estas...casi desnudo? No deberías, no lo hagas- Hizo un puchero que trajo una nueva sonrisa al rostro ajeno, lo vio inclinarse hacia él, la sabana dejando ver más porciones de piel- ¿Qué...haces?

-tu nombre- Dijo de forma neutra haciéndolo temblar, cada vez estaba más cerca – decime tu nombre.

-Youngjae- Soltó apenas en un susurro.

-bien Youngjae- Se acomodó en la cama quedando sentado, era claro que quería mostrarse ante él, el verlo apartar la sabana lejos lo dejo en evidencia. – debes saber que si, soy el "chico del parque", aunque prefiero me llames por mi nombre; Jaebum.

-Jaebum- susurro sin apartar la vista.

-estas en mi terreno ahora, para ser más claros, en nuestra casa principal. Este será, a partir de ahora, tu hogar, tal como esta será tu cama, mi cama, y...para dejar en claro, llevo ropa interior ahora, pero solo para ser amable la primera noche, luego estaré tan desnudo como imaginabas encontrarme.

-¿Eh?

Eso no podía ser verdad ¿Qué estaba diciendo ese hombre? ¿Por qué decía que ese sería su hogar? Nada de eso tenía sentido.

-lo tiene, ya lo veras.

-¿Cómo....hiciste eso?- Agrando sus ojos con miedo ¿El tipo podía leerle la mente?

-puedo.

-¡Deja de hacer eso! -Salió de la cama y se acercó a la pared tanto como pudo- no se...que sos y porque crees que podes obligarme a quedar acá, pero no pasara.

-lamento decir que no concuerdo con vos Youngjae. –Se puso de pie caminando hacia él, Jae trataba de no verlo pero era difícil, su presencia era imponente. – lo sé, y créeme, puedo imponerme en todos los sentidos.

Etéreo: Nuestra historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora