Parte única.

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El arte. Si algo es irrefutable es que el arte es subjetivo. Cada persona tiene gustos diferentes y cada artista tiene su punto de vista. Lo que para algunos es arte, para otros no lo es. Hay tantos tipos de arte como almas de artistas. Es lo hermoso del arte.

Para el pianista dentro de YoonGi, el arte es una pieza de Chopin interpretada con perfección en un lujoso Steinway de cola.

Para JiMin, el arte es la elegancia de un arabesque y la invisible fuerza de un grand jeté grandiósamente ejecutados.

Pero ese no es el único arte que conocen. Para ellos, el arte se encuentra también en una caricia y en un beso. Hay arte en el gemido y en el calido aliento. En dos cuerpo unidos en uno, en el cariño y la brutalidad. El arte tiene mil formas. El arte es una dulce estimulación, así como una agresiva penetración. El arte son las cosquillas de una pluma, la calidez de una cuerda bien atada y el dolor de una fusta. Para JiMin y YoonGi, hay arte en el sexo.

Como en cualquier arte, la verdadera virtuosidad está en hacer ver que lo que se realiza es fácil de hacer. Y hay que conocer el mundo de posibilidades que un arte ofrece. Así como un pintor no puede pintar sólo flores o un buen actor no ha de interpretar sólo un tipo de personaje. Eso sólo se consigue con práctica. Por suerte, JiMin y YoonGi tiene práctica.

Pero, para un artista, sea cual sea su musa, aunque les guste practicar en soledad, también quieren mostrarlo al mundo. Un artista debe de tener público. ¿Qué es una pieza de Chopin sin que nadie la escuche? ¿Qué es un gran jeté si nadie lo ve? Y JiMin y YoonGi, ante todo, eran artistas.

Por eso, aquella noche, ambos estaban muy lejos de conciertos y actuaciones. En aquella sala privada y vacía, con nada de lujo, el aforo del público permitido, sentado en sencillas sillas de madera,  era muy limitado. Nada tenía que ver con las grandes salas de conciertos en las que YoonGi tocaba el piano o en los fantásticos teatros donde bailaba JiMin. Ver que cantidades ingentes de gente atienden atónitos a todos tus movimientos obnuvilados por tu capacidad es algo maravilloso e inigualable, pero la exclusividad también tenía algo especial para ellos.

La cuerda roja acariciaba el cuerpo de JiMin con divina presión, como un amante que no te dejará escapar. Le ofrecían un calor ardiente pero agradable. Los muchos enredos, colocados estratégicamente le hacían entrar en un trance exótico y estimulante. Había un nudo proncipal sobre el que se construían todas ls figuras. YoonGi se aprovechaba de su flexibilidad de bailarín para mantenerle atado en posturas que parecían imposibles. Su cuerpo era extremadamente sensible en ese momento. Podía notarlo todo con una precisión que asustaba. JiMin sólo miraba a YoonGi, pero YoonGi también miraba al público.

- Damas y caballeros. - Clamó con calma. - Estos nudos no son sólo realizados de esta forma para su deleite visual. - En realidad no eran nudos fuertes difíciles de desatar sino un juego de tensiones con las cuerdas. Cada cuerda presiona un lugar concreto del cuerpo de nuestro sometido y le estimulan para que ustedes observen su delirio de placer.

Estaba tendido, boca abajo y suspendido en el aire con la cuerda atada a varios ganchos y mosquetones en techo, que formaban un dibujo en sí mismo. Sus brazos, desde los hombros hasta las muñecas estaban atados a su espalda con un maravilloso entramado de nudos. La cuerda serpenteaba por todo su cuerpo creando un arnés erótico que le mantenía perfectamente inmovil y expuesto a su público, además de completamente seguro. Uno de sus pies no tocaba el suelo por unos pocos centímetros. El otro se elevaba forzando sus piernas a realizar un perfecto spagat que para JiMin no era difícil de llevar a cabo. Esa postura le hacía mostrar sus zonas más íntimas sin pudor alguno. Y todo ello mientras una música suave y lenta de melodía hermosa sonaba de fondo.

Rapsodia [YoonMinKook] [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora