Para que negarlo, el viaje del aeropuerto al colegio fue tedioso. Para empezar estuve media hora esperando por un taxi, cuando por fin logre tomar uno, el conductor era chino, ¡era chino!. No conseguía entender nada de lo que decía, finalmente la lamparita dentro de mi cabeza se encendió, como no se me había ocurrido antes? Le dí el papel en el que tenía anotada la dirección. Ahí sí nos entendimos. Fue una hora y media de viaje, había un tránsito infernal.
Para cuando llegamos a destino yo ya estaba con un humor infernal. Maldito tráfico.
Estaba parada en la entrada admirando el edificio. Era asombroso. Me recordaba tanto a los castillos de los cuentos que me contaba mi madre antes de dormir. Dejé escapar un suspiro. Mi mamá era tan hermosa, además era la única que sabía como calmarme cuando me encontraba con un humor tan detestable como este. Basta, ahora tenía que concentrarme en encontrar la recepción. Así que me adentré en las instalaciones.
Tengo que reconocer el hecho de que, después de 15 minutos dando vueltas, estaba perdida. Caminé por un pasillo ancho, pasé varias puertas, he de suponer que serían los salones de clase. Vi a un muchacho recostado en una de las grandes columnas estilo parteneón que adornaban el pasillo. Iba a acercarme a pedirle indicaciones, ¿Qué podía perder?
Me acerqué, toqué su hombro y hablé.
-Puedo hacerte una pregunta?-
-Si vas a preguntar si puedes tocar mi trasero, la respuesta es no.-Contestó. Bah Egocéntrico- Fue la frase que cruzó mi cabeza.
-Qué? Pero por supuesto que no idiota-
-Cuida tu boca, niñita. Para ser una señorita eres un poco temperamental.
-Niñita tus... Sabes qué? No importa. Me voy, Idiota.Me alejé caminando. Hasta que escuché un grito proviniente de él.
-Te hace falta un poco de sexo, niñita!
-Que te den, Idiota!Al final luego de varias vueltas más encontre la recepción, Me dieron la habitación 319 y me dijeron que tendría una compañera de cuarto.
Entré y comencé a inspeccionar la recidencia, bah era más un pequeño departamento que una recidencia escolar. Tenia pisos de madera, una pequeña cocina toda hecha de acero. Un baño bonito y con una ducha que daba la impresión de ser la octava maravilla del mundo. Y por el pasillo habia dos puertas. En una de las puertas estaba escrito mi nombre un una caligrafía muy bonita, Vita Bianchi. En la de enfrente también se leía un nombre escrito, Venecia Volterra.
Entré en la habitación que tenía mi nombre y comencé a desempacar. Luego de terminar de arreglar mi cuarto y dejarlo exactamente perfecto, podía ponerme realmente mal cuando las cosas no estaban perfectas, esto se lo debo a mi T.O.C (trastorno obsesivo compulsivo), decidí salir a ver si mi compañera ya había llegado.
Salí y me acerqué a la puerta cercana y la golpeé. Me sorprendí al escuchar un Pase proviniente de la habitacíon. Parece que iba a conocer a mi compañera... Por favor Dios y todos los santos gatitos que esta no sea una pequeña idiota sin cerebro, porfavor! Luego de mi pequeña plegaria, entré.
Me sorprendí gratamente con el órden que reinaba en esa habitación, estaba igual o más pulcra que la mía. Sobre la cama se encontraba, debo suponer que Venecia. Una rubia despampanate y de ojos claros. Me observaba tranquilamente e inmediatamente puso una sonrisa. Sin pensárselo dos veces saltó de la cama y me abrazó, realmente no esperaba eso. Nadie me abrazaba desde el entierro de mi familia. Cuando me soltó dijo:
-Soy Venecia-Tenía una voz un poco peculiar, bastante chillona para ser exactos, pero me agradaba.-Tu debes ser Vita y quiero que seamos las mejores amigas.
Me sorprendió mucho la confianza de Venecia conmigo y el estusiasmo que había en su voz, no podía decirle que no, realmente aparentaba ser sincera. Y yo realmente necesitaba una amiga.
-Es un placer- Y por alguna extraña razón estaba respondiéndole con la misma euforía en mi voz-Y... estaré más que feliz de que seamos amigas!
Venecia soltó un chillido de emoción y otra vez me abrazó. Feliz correspondí a su abrazo. Dedícamos el resto de la mañana a charlar. Me contó de su familia, sus amigos (a los cuales me presentaría) y otras cosas. Pero sin duda la historia más divertida fue como terminó aquí.
Resulta que Venecia al cumplir 17, es decir hace dos años, hizo en su casa la fiesta más alocada, descontrolada y alcoholizada conocida hasta el día de hoy. Sus padres no tenían conocimiento alguno sobre esta fiesta, pero al estar de viaje Venecia pensó que sus padres no sabrían nada. Error. Resulta que Venecia contrató a un reconocido fotógrafo para que su fiesta fuese inolvidable. Segundo error. Y estás fotos acabaron en "Facebook" donde fueron visibles para todo el mundo, incluídos ahí los padres de Venecia.
En cuanto terminó de contar su historia comencé a reir de forma descontrolada. A lo que Nes (sip, Nes, es era el apodo con el que la bauticé) me lanzó una mirada fulminante, que claro está, lo único que hizo fue aumentar mi risa. Cuando mi risa finalmente cesó nos dimos cuenta de lo tarde que era y fuimos a almorzar. Ahora iríamos al comedor y eso implicaría conocer a los amigos de Nes... Estaba muy nerviosa
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Russian-Roulette Mejorada
Teen FictionLa ruleta rusa. Es un juego peligroso... casi tanto como enamorarse. Enamorarse es como jugar a la ruleta rusa, pones el arma en tu cabeza, tomas aire y elevas una pequeña plegaria y luego... Disparas y esperas que no te lastime. Así es el amor, cae...