Twenty-one

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Joaquin besa sin perder el control completamente al menor, éste enrosca sus brazos alrededor del cuello del mayor quien muerde posesivamente el labio inferior del omega, éste gime sin sentir vergüenza.

Ya no siente vergüenza

Jaoquin lo conoce en tantos sentidos y está esperando su cachorro, no tiene por qué sentir vergüenza de gemir y sentir deseo de ese alfa que sin dudas provoca muchas cosas en él, ahora justamente deseo y excitación

―Joa

Él llama sobre los delgados labios del alfa, su cuerpo anhelando ser tomado y poseído por el del alfa quien también desea lo mismo.

Ambos dejándose llevar por sus instintos sin siquiera pensarlo dos veces.

―Dime, bebé

―Te necesito

Su voz sale bajita, como si quisiera que nadie escuche lo que está diciendo, solamente el ojimiel quien sonríe y quita la campera del rizado, éste la ve caer sonriente porque mierda, ha esperado tanto por volver a ser envuelto en los brazos de su alfa.

Del amor de su vida

―También te necesito, demasiado

Tira del labio de su omega y sonríe al escuchar el dulce gemido proveniente del menor quien se siente algo mojado, sabe que mucha lubricación no podrá tener ya que al estar embarazado eso deja de ocurrir, pero algo mojado de siente

―No quiero lastimar al bebé

El omega sonríe al escucharlo, él sabe que no podrán dañar al bebé porque había hablado con un médico sobre tener relaciones sexuales, no hay nada de malo, solamente no se pueden hacer movimientos bruscos pero después, era libre de tener sexo cuantas veces quiera

Todavía recuerda lo carmesí que sus mejillas estaban debido a las preguntas, y también recuerda cuando el médico pregunto por el padre del bebé, él simplemente dijo que no había podido asistir.

―No sucedera nada

Afirmó sin perder contacto visual con el mayor quien asintió y beso castamente los labios del rizado.

Agarró su mano y comenzó a caminar hasta su habitación, no iban hacerlo en ningún lado que no sea cómodo, no iba a permitir que su omega esté incómodo, ahora estaba primero él y su hijo antes que todo.

Él no importaba

―Necesito que me beses no dejes de hacerlo

Su voz parece de súplica y es así, ha extrañado tanto a Joaquin que no quiere seguir perdiendo tiempo, quiere ser besado una y otra vez, así, sin parar en ningún momento.

Es desesperante que Joaquin no lo bese, estuvo dos meses y un poquito sin probar los labios de su alfa.

¿Por qué ahora tenía que contenerse cuando todo estaba bien entre ellos y se desean?

Sus labios de unen nuevamente pero ésta vez sin la intensión de separarse, quieren cruzar la línea, Emilio enrosca sus piernas en la cintura del mayor una vez que éste coloca sus manos justo donde se encuentra sus muslos, a pesar de que su vientre los separa un poquito no es impedimento para acercarse y besarse, sin detenerse.

La ropa comienza a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.

Primero la remera de Emilio que deja a la vista sus pezones hinchados debido a que pronto tendrá que amamantar, el mayor muerde su labio al observarlos y se contiene de colocar uno en su boca, tal vez más tarde lo haga

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