𝓘𝓷𝓯𝓲𝓭𝓮𝓵𝓲𝓽𝔂 ↝𝓛.𝓢

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 02

𝙳𝚎𝚍𝚒𝚌𝚊𝚍𝚘 𝚊↝HARRYTOPS_PERRAS_

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"𝔻𝕠𝕝𝕠𝕣"

Aunque no lo creas las palabras pueden herirte, no será de forma física pero sí emocional. Hacen que tengas un dolor en el pecho, un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos.

Tal vez algunas heridas sean más profundas que otras pero no importa cuánto te resistas, al final terminarás lastimado.

Siempre existe esa persona que tiene el poder de destruirte, y al mismo tiempo, de hacerte sentir el ser humano más amado de este mundo. Existe esa persona que te tiene en la palma de su mano y lo que él o ella diga o haga pueda dañarte.

Con sus palabras te va destrozado poco a poco y con sus acciones termina marchitando aquello que alguna vez llamaste alma.

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Cada día era más difícil. El cansancio se notaba en su rostro, aquel que alguna que vez fue tan brillante como la luz del sol, las feas ojeras tomaron protagonismo debajo de sus hermosos zafiros.

Lo único que lograba revivir una pequeña chispa, que segundos después terminaba apagandose, era el saber que una vida crecía en su interior.

Las cosas habían cambiado demasiado, sin que nadie lo dijera, no había sido necesario.

Las visitas del atractivo hombre fueron en aumento, hasta el punto en que prácticamente se había mudado al que alguna vez fue el hogar de Louis.

Las torturosas noches donde escuchaba la excitada voz del rubio se volvieron comunes, el castaño se vio obligado a abandonar la habitación que llegó a compartir con Harry.

No tenía ni voz ni voto en esa casa. Solo quedaba el recuerdo de que alguna vez fue la amada joya del rizado.

Louis literalmente se había quedado con el pequeño refugio donde solía pasar las tardes, con la diferencia de que esas calidas tardes se extendieron a frías noches y deprimentes mañanas.

Sin embargo, todo el dolor desaparecía cuando llegaba ese momento en que Tomlinson sostenía su pequeño vientre y dedicaba amorosas caricias. Se dejaba llevar por las mariposas que sentía y sonreía ensoñado.

Pero había algo que aún impedía que Louis disfrutará totalmente la magia de ser padre, el que aún era un secreto. Lo guardaba tan celosamente del mundo, en especial de su marido, ya que temía que llegase a hacer algo en contra del pequeño granito que arroz que crecía en su interior.

Y es que por más que quisiera irse había algo en su alma que se lo impedía y es que aún amaba a ese hombre.

Sintió asco. Asco por sí mismo, por amar algo tan podrido como lo era ese sujeto que sin razón alguna lo había hecho a un lado, importandole una mierda sus sentimientos.

Casi podía sentir las heridas que causaba el nudo en su garganta o la amarga sensación de sus lágrimas contenidas. Sin embargo el dolor iba más allá, se hallaba envuelto en las suaves capaz de su alma.

Ahora el castaño tan sólo era una sombra en ese lugar, como una dolorida alma en pena que de vez en cuando se paseaba por lo que llegó a ser su querido hogar.