Capítulo único

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"Quiero morir enamorado por ti, quiero morir encerrado en ti.
Eres un lago para mí".
—Dimple, BTS

El fuerte aroma que desprendía la tierra mojada inundó las fosas nasales del medroso Jeon Jungkook, dándole un golpe despiadado de realidad al traer a su descolocada mente la batalla que hace tan sólo minutos había dado por finalizada. El clima atroz que le circundaba no le era de gran ayuda, pues la abundante y fogosa lluvia que le clavaba el cuerpo como filosas y violentas cuchillas, lo hacían sentirse aún más débil de lo que ya se encontraba. A pesar de que su respiración estaba agitada, tan descontrolada que incluso repercutía en un dolor casi inhumano dentro de su cabeza; ni aquello, ni sus quejidos alguna vez lograrían ser escuchados. Inaudible aun si alguien estuviese a escasos centímetros de distancia, ya que, además de la molesta lluvia que se extendía por todo su alrededor, se sumaba el inoportuno hecho de que se hallaba completamente solo y perdido en medio de un frondoso y críptico bosque, un mundo desconocido que, aun cuando no quedaba muy lejos del pueblo, jamás antes había tenido la intención de explorar. Y esta vez, en realidad, tampoco era la ocasión, sin embargo, el desespero en que se vio forjado, y la piedad que rogaba en respecto a su vida lo llevó, inconscientemente, a parar allí.

Sus endebles pisadas, sumidas en la exasperación, estaban bastante desganadas por haber corrido durante tiempo prolongado bajo el neblinoso cielo. En el fondo pedía a gritos un mísero descanso, pero Jungkook se resignaba a considerar tal demanda. O al menos fue así hasta que su —ahora— vago esfuerzo por mantener firmeza, se vio interrumpido ante la traición de sus cansadas piernas, y con pesadez, tanto por su fastuosa armadura, como por su agotamiento, se desplomó sobre el suelo embarrado en lodo, tal como si fuese peso muerto, entregándose a la total deriva de una fría tarde melancólica.

La desmesurada lluvia cesó pasado unos minutos, y sólo su jadeante voz se pudo oír entre ecos. Permaneció un tiempo así, recostado, intentando recobrar la tranquilidad, no obstante, fue el repentino sonido del agua salpicar lo que logró alertarlo en cosa de milisegundos. Se irguió velozmente, por un momento pensando que era algún caballero deseoso de sangre, o quizá un compañero en su búsqueda, pero esfumó esas ideas al instante, sabiendo que era imposible, porque ni él sabía dónde exactamente se encontraba.
Alzó el mentón con extrañeza, recorriendo con su mirada el sector, intentando concentrarse en detallar al lóbrego bosque teñido en un verde opaco, y tratando de divisar algo fuera de lugar. Pese a ello, lo único que fue capaz de distinguir fueron las hojas de los siniestros árboles que se movían con el vaivén del viento y, cercano a sus pies, un lago que más bien parecía pantano.

Si bien, había dejado caer la espada en su trayecto, ya que le hacía peso innecesario en una batalla que, de perdida tenía todo; empuñó sus manos al frente, listo para enfrentar lo que fuese, pero su intrepidez fue tachada cuando no pudo evitar sentir un fastidioso escalofrío recorrerle la espina dorsal al volver a escuchar el sonido oscilante del agua. Instantáneamente la rigidez se apoderó de sus extremidades, incluso detuvo sus temblores por la gelidez que le envolvía. Aunque, fue la suave ola que golpeó la orilla del lago, y que en consecuencia salpicó azarosas gotas de agua en sus prendas traseras, lo que lo llevó a, finalmente y con cierta pausa, voltearse en dirección a él. Y entonces, el aire que había recuperado hace rato atrás, abandonó sus pulmones enseguida tras percatarse de que unos brillosos, sigilosos y ajenos ojos lo observan desde el agua.

No... no eran sólo unos ojos, y siquiera pertenecían a los de un animal, sino a los de un muchacho. Era un muchacho como él, pero sólo la mitad de su cara era visible, porque el resto del cuerpo se mantenía bajo el agua.

Jungkook tragó grueso, viéndose desalojado de todo sentido. Quiso abrir la boca, dudoso en decir palabra alguna, pero no fue capaz. Estaba, simplemente, pasmado.
Había un chico allí nadando en el lago, un chico que lo estaba mirando fijamente. Dios, ¿cómo podía ser eso posible, si había un frío espantoso? ¿Y hace cuánto había estado ahí, mirándole además?

El Lago de los Delirios (Jikook OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora