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El profesor Valdés miraba con atención a todos sus alumnos, hace unos momentos les había encargado que realizarán un par de ecuaciones por pareja y por el momento todos parecían estar cooperando. De un momento a otro su mirada calló en un pareja; Emilio y Joaquín, cualquiera que no los conociera diría que son novios pero la realidad es otra, eran simplemente mejores amigos, pero había algo que el profesor no entendía, aquellos chicos se miraban con anhelacion y amor, mucho amor diría él, pero...no amor de amigos eso iba más allá de amistad, o quizás solamente estaba alucinando y su gay radar estaba fallando.

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Se rió Joaquín.

—Emi, ya te dije que así no son. Tienes que ponerme más atención.

Emilio se rascaba la cabeza cada segundo, por mucho que Joaquín le explicará una y otra vez como se realizaban dichas ecuaciones él parecía no entender.

Se habían dividido las 20 ecuaciones puestas en el pizarrón, Joaquín ya había terminado de hacer su parte y Emilio no podía pasar de la primera.

Emilio bufó exhausto.

—Me rindo joaquelongito. No puedo. —Se recargo sobre su silla cruzando sus brazos y haciendo un puchero.

Joaquín lo miró y le acarició la mejilla.

—Tranquilo Emi, yo las termino. —Le sonrió muy tiernamente.

—Es que me hace sentir un tonto. Mírate, tú eres bonito e inteligente, y yo solo...solo soy un cabeza hueca para todo. Estúpidas matemáticas. —Emilio habló y resopló.

Joaquín se sonrojo al oír el apodo de "bonito". No era la primera vez que se lo decía pero cada vez que lo hacía no podía controlar a su cuerpo y siempre terminaba sonrojandose violentamente, además sentía un millón de mariposas revoloteando locamente en su interior intentando salir de su interior para hacerlo volar muy alto y transportarlo al un limbo del amor o algo parecido. Estar enamorado de tu mejor amigo no era la mejor opción de todas, pero simplemente no pudo evitarlo, solo supo que de aún momento a otro dejó de ver a Emilio como " simplemente Emilio" a verlo como "El encantador y extremadamente hermoso Emilio", y Joaquín estaba molesto con él mismo ¿Cómo pudo ser posible eso? No quería dañarse él o a Emilio. Su amistad no podía terminarse solo por un tonto enamoramiento que quizás solo sea pasajero -porque estar enamorado desde hace un año para él suena pasajero-

Estaba consiente lo mucho que le atraía Emilio y eso lo hacía joderse la cabeza y el corazón.

Y no, él no cree en esos típicos clichés que salen de las novelas dónde al final de cuentas ambos admiten que están enamorados y terminan en un final muy feliz, y claro no lo decia porque Emilio fuera hetesexual -porque Joaquín sabía perfectamente que Emilio no creía en las malditas etiquetas que solo sirven para que te sientas inferior a los demás por tener el miedo de decir lo que realmente te gusta y terminar siendo un adefesio para los demás- pero simplemente Joaquín conocía a Emilio, y Emilio lo conocía a él. Era extraño. Era jodidamente extraño y tonto.

—Listo, ya terminé.

Emilio lo miró boquiabierto, ¿Cómo era posible que lo terminara así de rápido?

—¿Qué? Debes de estar loco, Joaco, recién las empezaste, ¿Como-como le hiciste?

—Utilize la magia del cerebro, deberías de usarlo un día, no te vendría mal Emilón. —Bromeó joaquin y Emilio lo miró mal.

—Ja. Ja. Ja. Que gracioso. Para tu información yo sí lo utilizo, no tanto como tú pero lo hago enaquín.

—Listos chicos, se terminó el tiempo. Espero que hayan terminado todas las ecuaciones. —Se oyó la voz del profesor. —Entregenme los cuadernos para que los pueda revisar y puedan marcharse.

Todos comenzaron a levantarse.

—Si quieres tu llevas la libreta y yo guardo nuestras cosas. —Dijo Emilio.

Joaquín asintió y se fue hacía dónde se encontraba el profesor.

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El profesor Valdés vió como Joaquín iba acercándose con la libreta en manos y mirando un poco más al fondo vió como Emilio guardaba las cosas de ambos.

Lo único que pensó "Tierno".

—Espero que no hayas hecho tú solo las ecuaciones eh Joaquín.

Habló el maestro cuando vio a Joaquín en su mesa.

—¿Qué? Pfff, claro que no las hice yo solo. Emilio me ayudó un poquito.

El maestro encarco una ceja.

—Esta bien.

Definitivamente al ver cada ecuación escrita ya sabía qué Joaquín mentía. Aquí había la misma letra y además todas estaban correctas.

—Estan correctas todas.

Joaquín lo miró y asintió. Tomó la libreta y salió corriendo dónde Emilio; él cuál ya lo esperaba en la puerta con ambas mochilas en cada hombro para irse ya casi abrazados como una pareja feliz.

Él maestro solamente necesitaba darles un pequeñito empujón a ambos para que acepten lo que realmente les pasa.

Eso sí, no descansaría hasta qué el título de "mejores amigos" sea reemplazado a "novios".









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