En una de las muchas zonas de la ciudad donde se relatan estos hechos hay una casa. Un hogar acogedor, sin excesos ni privilegios.
Es una casa promedio de una sola planta, perfecta vista desde fuera, pero como no es oro todo lo que reluce hay que ver la desde dentro para comprobar si es tan perfecta como su césped bien cortado y sus flores perfectamente cuidadas reflejan.Dentro de la casa reside un ex funcionario de prisiones que agredía a su esposa hasta que está falleció de un ataque al corazón, en esta casa no hay un asesino, pero hay algo mucho peor, hay un agresor que tras la trágica muerte de según el su amada esposa, empezó a descargar toda su irá contra la única persona en el mundo que no le había dado la espalda. Su hijo de ahora 17 años.
El hombre, si es que se le puede llamar así descargaba toda su rabia, frustración, tristeza y culpabilidad contra su hijo, quién se mataba a trabajar y estudiar para así algún día poder salir de esa casa, poder abandonar el lugar que algún día fue su hogar y labrar un futuro para el.
Ian trabajaba todos los días en una pequeña cafetería, donde la dueña, quién era ya una mujer anciana sin hijos, le daba de comer cuando su padre le prohibía los alimentos para poder gastar se el dinero de la comida de su hijo en mujeres de la calle que le ofrecían sus servicios de forma grata. El padre no era rico y la poca pensión que recibía del estado prefería gastar se la en guardar las apariencias ante sus vecinos y en consumir servicios poco favorables para una reputación.
Ian soñaba con el día que por fin cumpliera los 18 para poder salir de ahí, lo que más deseaba en el mundo no era dinero, ni mujeres, sino felicidad y tranquilidad, dos cosas que por mucho que se proponía no conseguía.
Es un chico antisocial, en su día tuvo solo un amigo, quién le dio de lado por la compañía de personas que mejorarían su popularidad más de lo que un chico con problemas de irá, borde e introvertido sería capaz de conceder le.A día de hoy Ian no tenía a nadie con quien compartir sus problemas, nadie que le entendiese y aún que hiciera parecer que no le importaba, el sentimiento de soledad que le abarcaba cada noche, antes de comenzar su tormento nocturno, le recordaba que no era así.
En el instituto nadie se acercaba a él, debido al miedo que le tenían, era impredecible y nadie sabía cómo podría reaccionar. En el descanso no se juntaba con nadie, se iba al mismo callejón de todos los días, el cual compartía con el resto de compañeros fumadores, que no eran muchos.
Con los años el se ha cerrado a toda clase de emoción positiva, se ha cerrado a conocer a personas, a confiar en la gente. Se ha cerrado a tantas cosas que es más rápido decir que se ha colocado una coraza impenetrable en su corazón.
Pero en otro lado de la ciudad, en un barrio menos agradable, en uno de los pisos de los tantos edificios que hay ahí vivían una madre y su hija.
Los vecinos al contrario de los de Ian sabían perfectamente la clase de familia que eran, si es que se les podía llamar así.La madre vivía despreocupada de pagar las facturas, de su hija, vivía despreocupada incluso de ella misma. Salía todas las noches a un bar de mala puerta que se situaba en las carretera de salida de la ciudad, iba todas las noches sin falta y volvía de madrugada antes de que su hija se despertará, sabía que si Katherine la veía tendría que aguantar una de sus múltiples charlas sobre lo que significaba ser adulta y lo que eso requería. Anna, la madre, bebía desde que su marido las abandono para ir se con alguien más joven que pudiera dar le el hijo barón que tanto quería.
A diferencia de ella Katherine que ya tenía 17 años, empezó a trabajar desde que tenía 14 años, cuidaba a la hija de una vecina y el poco dinero que conseguía no le daba suficiente para pagar la casa en la que se alojaban, así que se vieron obligadas a abandonar aquel sitio donde una vez fue feliz. Desde entonces trabaja sin descanso, cuando cumplió los 15, encontró un trabajo de camarera en un bar donde no le hicieron contrato el primer año, pero cuando tuvo la edad legal ya tenía un sueldo estable y seguridad social.
En el instituto no consiguió hacer amigos el primer años, pues era muy introvertida y con el tiempo se ha dado cuenta que tampoco los quiere o eso se repite cada mañana al entrar.
A ella también le tienen miedo, pues igual que con Ian no saben cual será su reacción, los rumores que se propagan de ella y de Ian, no son más que simples historias que se le ocurrieron a alguien que estaba aburrido.Ella tiene un sueño, abandonar las ciudad, huir lejos y jamás volver a ver ni a su madre ni al hombre que las abandono por algo mejor. Para eso ella trabaja todos los días en sus estudios y después se marcha al bar de cada noche.
Desea ser feliz y estar en paz, no desea el amor y ni desea otros padres, ya no le duele como son, le cabrea, pero no le duele, ya no le duele nada, pues ella también cubrió su corazón.
Ambos se aseguran de que así no tendrán sentimientos por nada ni nadie, se asegura de que su dolor cesa y de que cualquier acto para dañarlos es en vano.
Ambos tienen problemas de agresividad y ninguno sabe controlar la.
Ambos fingen llevar mascaras, disfraces, capas, escudos como bien prefiráis llamar las para así intentar sobre llevar el día a día que a veces les cuesta tanto.
Ambos saben de la existencia del otro, pero les importa y se fijan tanto mutuamente como en el típico perro del vecino.
Ambos saben que mutuamente no se temen, pero que el resto lo hacen.
Ambos son problemáticos y groseros.
Ambos saben lo que es sufrir.
Ambos se odian tanto como odian al resto.
Ambos necesitan amor.
Ambos son almas rotas.
Ambos son iguales y precisamente por eso son tan peligrosos el uno para el otro.
ESTÁS LEYENDO
Baile de Mascaras
RomanceSoñar es lo que hace que no pierdan la esperanza, pues ellos sueñan con realidades diferentes. Realidades donde no es necesario esconder se del resto para no salir herido.