Cuestionarme

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Sentir mis lágrimas caer sobre mi almohada y en mis manos una estaca que está a punto de ser clavada, me hace dudar de mí. ¿En qué me has convertido amor mío? A pesar de tu distancia siento que me perteneces, que tus versos cálidos aún son para mí, que tu promesa de amor no se ha desvanecido aún. ¿Qué debo hacer? No sé si entregarme a la desdicha de olvidar este amor y nunca superarlo o regresar a él por tercera vez. Las voces se contradicen entre ellas, lucha por ello o déjalo ir. Quizá esta es la parte más dificil, porque me toca decidir entre qué hacer por mi bien aunque irónicamente no me sienta bien con ello. No entiendo qué pasó. No sé como de la noche a la mañana mi vista se nubló, mis días oscurecieron y mi corazón dejó de latir. Y es muy tonto que siga cuestionandome lo mismo tantas veces, cuando creo estar decidida, qué paso dar, qué decisión tomar. Resulta que no quiero imaginarme mi vida entera en alguien más, no quiero dejar de intentar que este loco y juvenil amor resulte, no me da la gana de escuchar la opinión de los demás sobre qué hacer o qué considerar, porque he llegado a tal punto de quererte para mí, toda la vida. Y como ves, luego de tanto cuestionarme llego a ti. El punto de partida y final de este bucle de preguntas y decisiones. Yo siempre, siempre retorno a ti.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora