Las ganas de ver mis ojos llorar, mis manos arder, mi cuerpo doler. Las ganas de sentirme tan vacía y no tener a dónde correr. Mis sueños que frustrados me han visto caer, te han visto creer en algo que nunca va a suceder. El miedo a enfrentarlo todo de una vez y el mismo error volver a cometer. El frío que la noche me empieza a brindar y de paso me invita a pensar.
Las ganas. Las ganas de tenerte y decirte vete ya, que tus palabras me ciegan, me ensordecen y nublan mi pensar, que han hecho de todo para hacerme quedar.
Las ganas. Las ganas de decirte vete ya y tenerte, aquí a mi lado, sentado y acurrucado en un espaldar de madera que algún día soñamos comprar.
Las ganas de ensimismarme y no tener que hablar de ti y de nadie más.
ESTÁS LEYENDO
Serendipia
Historia CortaTodos estos versos van escritos para ti, mi contraste perfecto, mi promesa de amor eterno. Después de tanto tiempo, tuviste la osadía a dejarlo todo por un amor efímero. Pero nunca te diste cuenta que realmente éramos hechos a la par.