II

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No sabía si la actitud del vastaya se había tornado algo amable y cálida cuando le contó sobre todo lo que había tenido que pasar o él ya era así solamente que demostraba lo contrario a simple vista. Mentiría si dijera que en un principio no había creido que Sett era alguien totalmente egocéntrico y descarado, lo era, pero no de mala manera. Aunque prácticamente acosó en un principio al azabache simplemente había sido porque hace varios días que no se "descargaba" según él, jamás se desubicaría así frente a alguien tan directamente. Aphelios en un principio no creía ni una sola palabra sobre tal tema que saliera de sus labios, eso hasta que conoció a la madre del vastaya. Una mujer con demasiado carisma y cariñosa que reflejaba que se encontraba orgullosa de su hijo tal y como lo había criado, por lo que ya no pensaba de una manera tan despectiva de él. Además de que Sett había sido tan amable de alargar los días de su estadía y poco a poco esos días se conviertieron en semanas y esas semanas en meses, había conseguido entrar a trabajar a la cafetería donde cruzaron palabras por primera vez y se encontraba bastante a gusto; habían momentos en los que recordaba a su hermana y se sentía angustiado por su perdida, pero estos pensamientos ya no lo atormentaban como en un principio. Quizá era porque mantenía su mente en otras cosas o quizá era la simple y linda compañia que recibia por parte del mayor, habían logrado conocerse un poco más entre ambos y de ello lograron formar una amistad que podria decirse le sentaba bien a ambos. Si bien Sett algunas veces intentaba acercarse de una manera más provocativa al azabache no lo obligaba a nada, Aphelios se sentía feliz por eso y, aunque no lo aceptara abiertamente, había comenzado a sentir esa pequeña necesidad de afecto o simplemente sentir el cuerpo de alguien más junto a él. Aunque no comparaba lo que buscaba en Sett con lo que tenía cuando era pequeño y vivía pegado a Alune, ese era un amor más fraternal, su hermana lo hacía sentir seguro y querido de alguna manera. De alguna forma buscaba lo mismo por parte del vastaya pero incluso algo más, no sabía bien que es lo que quería encontrar en las caricias del contrario pero estaba seguro de que era una sensación que podía llenarse tan solo con él. 

Decidió una de esas noches probar encontrar lo que no lograba hallar, sentía un pequeño ardor en sus manos y describía esto como emoción y nerviosismo, y algo más. Respiraba lentamente tratando de mantenerse calmado y percibía la presencia de su compañero, sintió como la mano del contrario rozaba sin o con querer su espalda y un jadeo anticipado salió de sus labios, avergonzado tapó su boca y se hizo bolita en su orilla de la cama ¿por qué diablos había soltado ese sonido? Quería que la tierra lo tragase ahí mismo, no sólo se veía como un necesitado de afecto sino también como un rídiculo después de haber llorado frente al vastaya cuando insinuó que le entregaría su cuerpo, aunque estos solo eran pensamientos del lunari. Después de todo Sett era algo inútil para captar las intenciones de Aphelios, podía saber que es lo que quería cualquier persona excepto él, y tampoco haría algo sin tener un aprobado a sus acciones antes, no quería hacerlo llorar otra vez. 

Aphelios mordió su labio inferior y soltó un fingido bostezo, decidió que ahí terminaría sus intenciones de ser tocado por su amigo, ni siquiera sabía por qué quería eso. Frunció el ceño y se dispuso a dormir, se sentía tan tonto, no había hecho absolutamente nada pero ya se había dado por vencido. Realmente era alguien completamente inútil.

Sett dormiría otra noche más sin poder palpar la pálida y probablemente suave piel del lunari. 

❝...❞

— A mi me importa una mierda si te sentiste ofendido en ese momento, amigo mio, pasaron ya mínimo tres meses. No pienso devolverte nada. —Aphelios se dedicaba a escuchar la pelea entre el vastaya y el mismo cliente que había hecho un alboroto el día que se conocieron, suspiraba agotado mientras entregaba el café que era pedido a las mesas correspondientes mientras miraba de vez en cuando al pelirrojo. No era nada nuevo que Sett era alguien que no se quedaba callado y había terminado de confirmarlo durante esos largos meses en los que había estado viviendo y trabajando junto a él. Si algo le molestaba iba saltar a refutar, creía que quién no era capaz de luchar por mantener su orgullo en alto no era alguien valiente, a veces se preguntaba como es que seguía teniendo tanta clientela cuando tenía una actitud como esa. Pero a él no le molestaba y por lo que se veía la gente de ese pueblo estaba mucho más acostumbrada, ya que por supuesto también se había enterado que era verdad el hecho de que todos estaban locos por él y lo admiraban. Quizá era su carisma o su apariencia, o ambas, era alguien que llamaba bastante la atención y daban ganas de ser su amigo, Aphelios era completamente diferente. Más de una vez escuchó como los rumores de que era un tipo de brujo que practicaba magia negra salía de la boca de los clientes, aunque no le molestaba, ya que habían peores. Algunas veces era un asesino en serie que había decidido escapar de su región luego de asesinar a toda su familia, otras veces un pedófilo que acechaba a los niños con dulces y otras tantas veces la puta de Sett que le había puesto algún tipo de conjuro para que lo dejara estar con él, algunos rumores eran bastante malos y hacían sentir mal al azabache, ese era el peor. Aunque Sett había saltado a aclarar todo para su sorpresa y poco a poco ya no escuchaba su nombre y algo despectivo en una misma oración, agradecía esto.— Vete de aquí antes de que estampe tu feo rostro contra el suelo.

death bed. ─ sett x aphelios. settpheliosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora