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CAPÍTULO LEMON

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CAPÍTULO LEMON.

“Puedes encenderme con solo un roce.”

Todas las habitaciones estaban silenciosas, oscuras y tranquilas. Eran casi las diez de la noche, iba de regreso a mi habitación compartida después de un largo día, me quedé hasta tarde para terminar uno de los proyectos más importantes.

Abrí lentamente la manija de la puerta, arrojé mi molesta mochila hacia el piso y me tiré en la cama.

Estoy harto, estresado, aburrido y triste de alguna forma. No paro de sentirme mal, y estar pensando en la misma cosa todo el jodido día.

Al otro lado de la habitación se encuentra un chico con una camisa blanca arrugada entreabierta, sus cabellos rubios caen sobre sus mejillas mientras él finge estar dormido.

Me quedé sentado sobre la cama observándolo, sin decir o hacer nada. Solo... Viéndolo. Abrió los ojos evitando el contacto visual.

—¿Tuviste un mal día hoy?— Preguntó desabrochando su cinturón.

—Solo estuvo cansado.— Respondí tajante.

El ojiazul mordió su labio inferior y bajó de su cama.

—También estoy cansado, hmm.— Dijo poniendo ambos brazos sobre mis hombros.

Él no lo decía directamente, pero sé a dónde iba a llegar ésto. No tuvo que insinuarlo ni decirlo dos veces, y caí... Caí nuevamente en ésa maldita trampa de cada noche. En ésa trampa que me pone a pensar cada vez más, en ésa trampa que me tiene idiota.

—¿Quieres hacerlo ahora?— Pregunté alejándome un poco.

El rubio tomó mi mano derecha y la colocó en su entrepierna, mientras me veía fijamente, sin decir nada.

Tragué saliva, y... No pude resistir más.

Me acerqué cuidadosamente y mordí su oreja haciendo que el rubio soltara un leve gemido, lo empujé contra la cama dejándolo debajo de mí.

Desabroché algunos botones de mi camisa y comencé dándole pequeños besos en su cuello, y pequeñas lamidas en él. Deidara solo soltaba pequeños gemidos.

Con una de mis piernas separé las suyas, mientras acaricio su abdomen con suavidad. Poco a poco iba deshaciéndome de toda su ropa hasta dejarlo en bóxer.

Su pene se hace cada vez más grande, tan pronto cómo pude fui a ayudarlo con su gran problema allí abajo.
Meto mi mano dentro de la tela y comienzo a estimular despacio su miembro haciendo que él comenzará a gemir más.

—H-hazlo... Más... Ra... Pido...— Decía el rubio entrecortado.

Puse mi dedo pulgar dentro de su boca para evitar que hiciera tanto ruido, mientras masturbaba su miembro con más fuerza y rapidez.

Deidara estaba aún más excitado, no paraba de gemir mientras apretaba las sábanas con ambas manos. Y era solo el principio.

Tiré mi pantalón y ambos quedamos solo en bóxer, el ojiazul mordió su labio y comenzó a masturbar mi pene con desesperación, mi respiración estaba agitada y no pude evitar soltar varios gemidos.

Pasó su lengua sobre mi miembro mientras me veía a los ojos, estaba arrodillado ante mí mientras me hacía un maldito oral, y él hace los mejores.

Deidara era jodidamente caliente, podía encenderme en cuestión de segundos y ya no había vuelta atrás, lo deseaba tanto como él a mí.

El rubio se dejó caer nuevamente sobre la cama sin terminar el oral, dejándome con ganas de más, como es su puta costumbre.

—Idiota...— Susurré y él soltó una risita.

El ojiazul acomodó su cabello para atrás, abrí lentamente sus piernas y comencé a besar delicadamente su abdomen hasta llegar a sus piernas, lamí dos de mis dedos para luego introducirlos dentro de él, y abrirlo un poco antes de penetrarlo. El ojiazul mordía con más brusquedad sus labios para no gemir.

Tomé con delicadeza su cintura y me coloqué un condón que estaba sobre la mesa, alcé su pierna izquierda y lo aprieto contra mí, hasta estar completamente dentro de él. Grita desesperadamente. Y yo, tampoco pude evitarlo, soltaba pequeños jadeos sin querer al sentirlo, él no para de gritar y yo salgo pero ésta vez más lento.

Cubro su boca con mi mano derecha mientras vuelvo a meter más mi miembro de atrás hacia adelante, siendo amable.

—¡Hazlo más... rápido!— Decía el rubio.— Obito... Joder.

Después de estar un rato así, cambiamos de posición. Ésta vez, Deidara se encuentra encima de mí, comienza con sus autopenetraciones, cosa que me hace enloquecer cada vez más, mis dedos se aferran a su cintura mientras él gemía de placer, su espalda se arquea mientras sostiene mis muslos.

—Maldita sea, Deidara...— Dije agitádamente.

Por más que tratábamos de no hacer tanto ruido, era inútil. Ambos estábamos tan excitados que no parábamos de gemir. El chico solo sonreía y disfrutaba el momento.

—Carajo, voy a venirme...

Mi rubio alzó más su cabello y se detuvo, tenía la respiración acelerada, estaba completamente sudado y cansado, al igual que yo. Se tiró en la cama y entrecerró los ojos.

Al terminar lo mío, me acosté a un lado de él. También estaba agotado, pero satisfecho, tal vez.

Me encanta hacerlo contigo.— Dijo el ojiazul volteando a verme.

No sé en qué mierda pensaba en ése momento, aún sabiendo que era una de las reglas en nuestro “juego”, volteé también, acerqué un poco mi rostro al de él y acaricié su mejilla. Lamí mis labios y traté de posarlos sobre los de él, lo cual no le agradó en nada, rápidamente evito mi intento de beso y volvió a girar la cabeza, con el entrecejo fruncido.

— No. — Dijo con un tono molesto.— Ya habíamos hablado sobre ésto, hmm.

Definitivamente arruiné el momento, en ése mismo instante Deidara bajó de mi cama para irse a la suya, no me dijo nada, simplemente me ignoró.

No pasaron muchos minutos para que él se quedara dormido, y lo único que podía hacer es verlo desde mi lado. Ver la manera en la que duerme, y sí, éso hago todas las noches. Observar.

Otra vez, me será imposible poder dormir. Nuevamente, me dejó aquí, pensando.

Pero, ¿Cómo no pensar en él?

Solo con ver su piel tan blanca como el nácar y fría como la nieve, sus ojitos azules azules que son como un pedacito de cielo, o tal vez un intenso mar que brillan como estrellas deslumbrantes, su aliento como brisa matutina, sus alargados cabellos de oro eran tan resplandecientes que me cegaban, brillante como el sol en verano. Todo en él realmente me encanta.

Y sigo preguntándome, ¿Cómo pudimos comenzar así?

Así es cada día, cada noche... Pensando en él sin encontrar respuestas.

Más que pasión. [TobiDei/ObiDei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora