Más que pasión. [TobiDei/ObiDei]

02

• Una actitud cambia todo, acaba todo, o inicia algo... •

Al ingresar a la universidad, me mudé lo más pronto posible al condomio de éste. Me pareció interesante de alguna manera estar allí.

Comencé apenas hace tres meses. En cada habitación irían dos estudiantes, nunca había compartido una habitación antes, moría de nervios por saber quien sería mi compañero de cuarto.

Puede que me haya emocionado mucho, pero realmente quería dar una buena impresión de mí.

Después del primer día en la universidad regresé tarde al condominio, la habitación que me habían otorgado estaba abierta, supuse que mi compañero de cuarto ya estaba dentro, tardé un poco en abrir la puerta.

Acomodé mi cabello y tomé la manija de la puerta despacio, abrí lentamente y no logré escuchar ningún ruido, ambas camas estaban vacías y ordenadas justo como cuando me fui.

Me percaté que habían dos maletas negras en el piso, pero nada del otro chico fuera de ellas. Dejé mi mochila sobre mi cama.

Bueno... Quizá había salido un rato, y llegaba en unos cuantos minutos.

La habitación estaba silenciosa, como siempre ha estado desde que me mudé. Pero... Escuché un ruido dentro del baño.

Eran jadeos, pero eran tan leves, tan bajitos, casi insignificantes.

Ahora que lo pienso, ése “ruido” cambió mi vida, o la arruinó, o la mejoró...

Ir a ver que pasaba, pudo ser uno de los peores errores que he podido cometer en toda mi miserable vida.

Pero lo hice. Corrí hacia al baño, y sin pensarlo dos veces, abrí con desesperación la puerta.

Pasaron tantas imágenes aterradoras en mi cabeza.

¿Y si mi compañero estaba llorando?

¿Qué tenía él?

¿Qué pasaba?

Al abrir ésa maldita puerta, me encontré a un chico bajito de piel blanca, casi perfecta, como la nieve.

Tenía una larga y bien cuidada cabellera rubia. Pareciera que su cabello brillaba de lo linda que era, llevaba una media coleta amarrada y un gran mechón de cabello del lado izquierdo que cubría la mitad de su cara.

Sus ojos... No los pude ver con claridad en ése momento, estaban entrecerrados, bueno, solo alcancé a ver su ojo derecho.

Se encontraba tirado en el suelo, recargado en el cristal de la bañera. Estaba sudando demasiado, sus mejillas estaban rojitas.