Capítulo único

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"El hombre que está nadando contra la corriente, conoce su fuerza"

– Woodrow Wilson.

El crujido de la tierra es provocado por el contacto razo de los neumáticos contra el suelo y la fuerza impoluta del arranque del vehículo. JiMin se mueve sobre la pista, poseso de extrema concentración para evitar a los otros dos autos que quieren pegarle. Primero rebaja la velocidad, entonces, una vez ambos se encuentran cerca, acelera a todo lo que da, y consigue la colisión entre ambos vehículos.

Relame sus labios, casi saboreando el agradable sabor de la victoria recién horneada. Por un breve momento, logra ver al desesperado TaeHyung inmiscuido en la lucha por encender su máquina de cuatro ruedas, pero es inútil. No da más. Ese breve momento de distracción lo aprovecha Jeon JungKook para aventurarse en el costado del auto de JiMin, al punto de hacer que este último ruede y se estrelle contra uno de los muros de la pista bajo el vitoreo desenfrenado del público presente.

El pelirrosa ni siquiera busca hacer reaccionar el motor. No es tan estúpido; No va a avanzar ni porque lo empujen varias personas del tamaño y fuerza de Goliat. Ahora la carrocería está completamente destrozada.

Abandona ese pedazo de cacharro en el momento que ve a su digno rival recibir una paca de billetes certificando su desempeño como ganador. Él también debería ir por su recompensa de segundo lugar, pero prefiere obtenerla directamente en la oficina del mandamás; Eso es algo que todos los organizadores saben. El tercer lugar pertenece a su mejor amigo, Kim TaeHyung. Soló por ser él, decide esperarlo en la entrada del túnel que lleva al taller de mecánica, apoyando su hombro en uno de los bordes mientras cruza los brazos.

SeokJin se aparece frente a sus narices entonces. El mayor aprieta su hombro, y prosigue su camino hasta el taller donde YoonGi, para su sorpresa, lo espera bebiendo una buena taza de café junto a un gran motor sin terminar de reparar.

—¿Qué tal, YoonGi? ¿Hay espacio para mí?

—Tú eres el jefe, Jin. No entiendo esa cordialidad con un simple empleado —El chico se deja reír un momento. YoonGi sonríe un poco—. ¿No estás ocupado hoy?

—Me encargué de todo asunto pendiente justo anoche. No me quería perder de nada hoy —Estira la comisura izquierda de sus labios.

Antes de que Min logre decir cualquier cosa, la particular risa de Park JiMin golpea las paredes en forma de eco, a poca distancia de ellos.

—No comprendo esa extraña aversión tuya a las cosas adorables, TaeHyung —El brazo de JiMin rodea al chico por los hombros y besa su mejilla. El menor arruga la frente.

—Si eso fuera cierto, sería alérgico a tu presencia —Se relame los labios—. Casi soy diabético por tu exceso de dulzura, Jiminie.

Mientras tanto, SeokJin y YoonGi se mantienen en silencio, pendientes de aquella escena. Es imposible para ambos no sentirse curiosos sobre ese dúo tan particular, además, aunque los conocen bastante bien, continúan siendo un enigma fascinante; un espectáculo digno de admirar. JiMin y TaeHyung son muy cercanos; tan diferentes, pero, complementos el uno del otro. Como almas adversas destinadas a unirse cual rompecabezas de diferente imagen y color.

—A veces no entiendo cómo es que no te molesta. Es decir, eres el ser más tranquilo que conozco, SeokJin —Acota al fin YoonGi en voz baja, humedeciéndose los labios—. Son... ehm... muy pegajosos.

—Porque confío —SeokJin se mueve por el lugar, y encorva su espalda para susurrarle—: ¿A ti no te molesta estar enamorado de JiMin y no decirle nada al respecto, YoonGi?

Demolition| JimSu O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora