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N°2: There was a secret, when the moon found the highest point on the dark sky, a little bunny came to play with the stars...





— ¿Has escuchado alguna vez sobre el conejo lunar? — el gerente de asuntos internos hablaba en voz baja, como si le estuviera contando un gran secreto en medio de aquel bullicioso bar.

El rostro de Krist ligeramente sonrosado, y por la forma en que su lengua parecía enredarse al hablar, ponía en evidencia su estado de ebriedad. Su boca se delineaba en una sonrisa tan ligera que Singto no puedo evitar preguntarse si sus labios serían tan suaves como una nube. Sus ojos se entrecerraron un poco más, en señal de agradecimiento a la nueva cerveza que le había traído el barman.

— ¿El conejo lunar? — cuestionó Singto, siguiendo con su mirada el suave hoyuelo que parecía bailar sobre sus pálidas mejillas, salpicadas en el rosa del alcohol.

—Ajáh—contestó con acompañado asentimiento, luego se acercó a Singto, asegurándose de cubrir su boca antes de hablar—. En el lado oculto de la luna, vive un conejo.

— ¿Cómo es eso posible?

— ¿Cómo podría no serlo?

— ¿Acaso tú has visto que existiera?

— ¿Tú has visto que no? — Krist hablaba en un tono seguro que no dejaba lugar a dudas, su entrecejo se había arrugado un poco y sostenía su pita entre ambas manos, mirando con atención el líquido ambarino de su cerveza.

Singto culpó al alcohol por el impulso que sentía por cerrar la distancia entre ellos y besarlo. Sin embargo, antes de poder hacerlo, Krist habló otra vez. En ese momento, su voz se hizo aún más suave y no apartó en ningún momento sus ojos del contenido de su vaso:

— Así también son las personas P'. Todos tenemos un pequeño conejo lunar en nuestro interior. Existe, ahí, donde nadie puede verlo, pero sigue saltando constantemente esperando que alguien lo vea y diga "hey, mira este pequeño y lindo conejo lunar" — finalizó con una media sonrisa. Aún no miraba a su acompañante y Singto pudo observar parecía morder el interior de una de sus mejillas.

— ¿Tú tienes uno? —preguntó suavemente, colocando su mano derecha sobre la muñeca de Krist.

Krist le miró a los ojos y Singto podía jurar que había presenciado el momento exacto en que la chispa volvió a encenderse dentro de él. Parecía mentira que tan solo unos segundos atrás Krist hubiera sido la viva imagen de la reflexión.

— Ajáh— respondió sonriente, terminando de un trago los restos de su cerveza—, puedes verme tan seguro de mi mismo, como si nada pudiera romperme, pero, creas o no, tengo pánico a los exámenes. Escuchar el ruido de los lápices moviéndose a la vez, rasgando las hojas en blanco, hacen que me sienta desorientado. Es por eso que no pude ingresar a la carrera de abogacía, debía hacer un examen de ingreso. Éramos cientos de personas en un aula promedio, aún puedo escuchar el ruido de sus manos moviéndose, intentado completar el examen. Algunas personas lloraron, otras movían sus pies desesperados, otros murmuraban o golpeaban los bancos con sus bolígrafos. Recuerdo que fue como si todo lo que había estudiado se hubiera esfumado en un segundo, así como si nunca hubiera hecho ningún esfuerzo. Sólo pensarlo me estremece —Krist terminó su relató con un temblor exagerado— ¿Y tú p'? ¿De qué se disfraza tu conejo?

—No lo sé— respondió con franqueza— cuando lo descubra serás el primero en saberlo.

Ambos compartieron un silencio. El paso de los días les había ayudado a crear un vínculo que impedía que la falta de palabras fuera incomoda. Sin embargo, algunas veces Singto no podía evitar preguntarse sobre cuánto de lo que salía de la boca era verdad y cuanto era mentira. Él mismo, en ese preciso momento, era una mentira. Él y toda la vida que se había inventado para que nadie preguntara por su vida personal.

Suit (BL Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora