Pequeños cambios

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Ya ha pasado un mes desde la muerte de mi hermana Rosibel y sin embargo su muerte me sigue afectando.

Para mi es incomprensible el como ella pudo tomar la decisión de acabar con su vida pero aunque desconocemos los motivos que la llevaron a tomar esa decisión lo cierto es que ya no se puede hacer nada.

La extraño mucho, hemos estado juntas siempre y ella fue mi mejor amiga y no puedo evitar entristecerme cuando vienen a mi los recuerdos de todo lo que vivimos juntas. Mi madre y yo nos hemos consolado mutuamente y además hemos hecho de nuestra relación una más cercana y afectiva.

-¿Hoy no vas a salir? - me pregunta mi madre al ver que sigo en pijama.

-No, no tengo planes, las chicas están ocupadas toda la mañana y yo he decidido trabajar desde casa toda esta semana.- y todo es cierto, mis amigas el día de hoy van a la universidad toda la mañana y yo no quiero ver el rostro de Gabriel en un tiempo.

Mi madre parece no estar muy de acuerdo con mi decisión de trabajar desde casa y la verdad no le quiero comentar lo sucedido en el trabajo pero de igual forma ella no protesta. Después de una despedida y un beso en la mejilla se va a su trabajo.

Decido preparar un café y en lo que espero a que esté me dirijo a mi habitación para tomar mis cosas y empezar a trabajar lo que tengo pendiente sin embargo de camino a la sala me detiene una pequeña risa.
Me detengo e instintivamente me pongo alerta pero obviamente son imaginaciones mías, solo estoy yo en esta casa.

Paso a la sala y dejo mis cosas en la mesita del centro en dónde me gusta trabajar, luego voy a la cocina y saco el café de la cafetera para empezar con mi trabajo.

Un par de horas más tarde me levanto para estirarme un poco y descansar un rato, decido ir a ducharme y entonces veo a la habitación de Rosibel y aunque quiera alejar de mi ese sentimiento no puedo y nuevamente se me forma un nudo en la garganta. Inconcientemente me dirijo a su habitación y veo cómo está todo... perfectamente ordenado, tal y como le gustaba tener todo y vienen a mi los recuerdos de todas esa veces que hablábamos aquí, que solíamos hacer pijamadas, cuando venía por un poco de ayuda en temas de maquillaje, sin duda alguna la extraño mucho y siempre la voy a extrañar solo que un día ya no lloraré como lo hago ahora.

Empiezo a secar mis lágrimas y salgo de la habitación, debo salir de aquí ya.
Cuando voy para afuera lo escuché, está vez de una forma más nítida, era su risa, la risa de Rosibel y aunque me parece extraño lo ignoro y continúo en lo que estaba.

Más tarde escucho sonar el teléfono y voy corriendo a buscarlo para atender.

-¿Hola? - digo al contestar.

- ¿Estás en la oficina?- escucho preguntar a Laura mi amiga.

- No, me quedaré en casa toda esta semana, ¿Por qué?

-Porque odio al profesor Philips y tengo ganas de algo dulce y delicioso, ¿Iremos a comer? - pienso un poco la propuesta y acepto pues sinceramente ya había avanzado mucho hoy y llevo un tiempo sin salir regularmente a algún lado que no sea al trabajo.

Salgo de casa y me dirijo a la cafetería que está cerca de la universidad de las chicas, ese es el lugar favorito de Laura y no hace falta preguntar para saber que es a ese lugar al que se refería, y efectivamente al entrar puede contemplar la figura sentada de mi amiga devorando una porción de pastel así que me dirigí hacia ella y me sente en la misma mesa.

-¡Margoth! Por fin puedo verte, no sabes lo que cuesta conseguir una cita contigo ahora, siempre estás ocupada y no quieres salir y déjame decirte que me sorprendí cuando aceptaste verme pero me lo guarde hasta este momento - comenzó diciendo Laura una vez me senté.

-Si, hola. Que bueno verte, estoy muy bien, gracias. - fue lo que le dije una vez terminó con su palabrería.

-¡Ay! Vuelves con tus cosas aburridas. Y cambiando el tema ¿Vas a decirme por qué estás trabajando desde casa nuevamente? No me digas que es por Gabriel. - dijo señalándome con una ceja alzada.

-Sabía que preguntarías eso, pero bueno...en parte es por eso y lo otro es que...bueno, aún no me siento del todo cómoda saliendo de casa. - bajo la mirada y trato de sonreír.

-Escucha, entiendo tu situación, Gabriel es una molestia y ya te dije lo que debes hacer con él, te lo he dicho desde que comentaste su molesta existencia. También se que aún estás deprimida por lo de Rosibel...pero ¡hey! No puedes estancarte en eso, sé que eran muy unidas pero tú debes seguir con tu vida, y... precisamente por eso vamos a salir esta noche. - Lo último que dijo hizo que alzara mi rostro y la viera a los ojos sorprendida.

-Salir...¿Esta noche? - le pregunté alzando una ceja.

-Si, ya hablé con tu madre porque sé que aún respetas su decisión de si te da permiso o no y dijo que si, Vero también vendrá. - Terminó diciendo con una sonrisa deslumbrante en su rostro.

-No me siento con ganas de salir sinceramente. - le digo viéndola seria.

-Pero lo necesitas, quedarte en casa encerrada terminará de consumirte, y para colmo tampoco vas a salir para trabajar. Vas a volverte una masa aburrida y estresante y el solo hecho de pensar que te convertirás en eso me irrita en sobremanera, mujer, debes volver a divertirte, solo mírate, tienes esas ojeras y puedo adivinar que además de deprimirte también te está costando dormir. -dice mientras me señala con su tenedor.

-Si, tienes razón y acertaste en todo...- reconozco, y miró su expresión de atención por lo que prosigo. - Pero ir de fiesta no me suena algo divertido en estos momentos, pero podríamos hacer una cosa diferente. -Propongo, de esta forma me distraere y no tendré que rodearme de gente que es algo que en las últimas semanas no puedo tolerar.

-Bien, ¿Una noche de chicas te parece bien?- yo asiento a su pregunta y cuando pasa una mesera aprovecho de pedir un postre. - Hablaré con Vero y le avisaré del cambio de planes, voy a tener que llevar un cambio de ropa decente porque tengo clases mañana a las diez y...

-Señorita, ¡Señorita! - escucho que dicen a mi espalda y volteó a ver, sin embargo todo parece tranquilo, solo hay unas cuantas personas sentadas en las mesas de atrás y nadie parece haber gritado.

-¿Qué ocurre?- Me preguntó Laura.

-Nada, es solo que creí que alguien me llamaba. -le digo mientras sacudo un poco mi mano izquierda al sentir un hormigueo en ésta.

-Yo no escuché nada.- me dijo con una expresión un tanto confundida.

-Si, parece que no fue nada, quizá tengas un poco razón y aislarme me está haciendo un poco de daño.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2020 ⏰

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