Me despierto y entiendo que estoy a la deriva, esta sensación desesperante que se tienen cuando estas perdido, cuando no logras entender que tienes al rededor, ni como regresar a lo conocido.
Estar a la deriva puede ahogarte pero también surge la pregunta ¿cómo llegué aquí? ¿Qué camino tomé mal? Ese punto de reflexión es lo que necesito, porque me siento a la deriva.
Tal vez depresivo, un poco molesto, pero el sentimiento no se aparte de mi pecho y solo puedo observar el techo y comenzar a rezar para lograr encontrar mi camino, y así puedo descubrir algo más de mi, no me gusta pedir ayuda. ¿Como no voy a pedir ayuda si estoy perdido? Bueno, tengo que arrancar mi orgullo de la garganta y así afrontar mi realidad, estoy jodidamente perdida y a punto de tocar fondo.Quiero pensar que, aunque un poco infantil, alguien puede notar mi ausencia y va a salir en mi búsqueda, pero es realmente difícil si siempre me encargue de alejar a las personas de mi océano de pensamientos.
Tengo tanto tiempo a la deriva que ya el orgullo no presenta tanta pelea y creo que puedo ganarle, pedir ayuda, y así lograr salir de aquí antes de que me convierta en mi peor pesadilla.
¿Puedo salir? ¿Puedo encontrar mi camino? No quiero rendirme, no quiero que este sea el final para mi. Sueños vienen a mi, y me encuentro en mi lugar preferido, donde todo está bien, en calma y puedo estar en paz, con los que amo, y ellos me aman. Sueño con dejar de estar a la deriva.