Verónica
Más vale que esté bien, de no ser así me arrepentiría de haberme casado, demonios, realmente me arrepentiría de haber nacido, cavilaba Verónica con los dedos entremetidos en las manos mientras perdía la mirada en la puerta blanca. Dos meses después de haber perdido a su padre y de haber desamparando a su madre en un albergue, ahora esto le estaba sucediendo a su hijo, se sentía culpable de todo, no tuvo que haber metido a su madre en ese lugar, ella estaría mejor al lado de su hija y su nieto, pero claramente eso sería una discusión larga sabiendo que tipo era el esposo que tenía. Se sentía destrozada, un ruin andante.
-No lo recuerdo. -murmuró Óscar.
-¿Y ahora piensas decirme que pasó, señor? -le cuestionaba por tercera vez la chica de uniforme celeste.
-¡Responde coño! ¿¡Acaso no piensas decirle que pasó!? -amenacé.
-Se cortó con un vaso roto.
-Su hijo perdió mucha sangre y los cortes fueron muy profundos, necesitaba saber que le fue lo que ocasionó. Bien, ahora que tengo esa información, les dejaré diciendo que su pequeño se encuentra estable, puede que mañana esté en casa con ustedes.
No aseguraba nada, pero sosegaba la inquietud un poco.
-Muchas gracias señorita. -expresé con una penosa risita.
-Me retiro. -finalizó ella asintiendo la cabeza.
* * *
"El juego mecánico es maravilloso, el algodón de azúcar sabe más delicioso que de costumbre, esto sí que es sorprendente."
Basta sólo unos segundos para divisar un hermoso potrillo, o al menos eso parecía desde lo lejos, pequeño y hermoso.
-¡Mamá! ¿Puedo subir al caballito de allá? -exigía Aydian con total entusiasmo. -Di que sí ma ...
-¿Cuál?
Aydian señaló hacia lo lejos, y sacó a su madre una holgada risita.
-Puedes mi amor, -decía con la sonrisa aún dibujado en su rostro. -pero ve con cuidado, ¿sí?
No hubo respuesta, en cuanto su madre articuló la primera palara, él ya llevaba diez pasos.
Una corrida jovial, tranquilamente un abuelo se volviera a sentir niño nuevamente tan sólo con ver esa carrera: Aydian contra el viento, el viento sobre Aydian.
El parque se encontraba muy desierto, como si fuesen los únicos de allí, Aydian llevaba su camiseta favorita, le hacía parecer formal, un niño vestido de hombre, idéntico a su padre, aunque nunca sería igual que él, eso estaría claro. Mientras corría hacia el caballito jorobado, ridículamente al lado del camino una rúbrica expresaba un nombre diabólico, "Roachland", el mundo de las cucarachas, y era cierto, una cucaracha alzaba vuelo desde su puerta blanca. Estaba allí otra vez, esa macabra negrura retornaba. Aydian lo atribuyó tan sólo como un mal lugar, un juego en la cual de ningún modo entraría. Y siguió su camino hacia la rara bestia.
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Idilio (En edición)
Mystery / ThrillerEl pequeño Aydian recorre una vida llena de sombras causada por los traumas de la infancia, ¿quién no pasó por eso?, pero ésta historia no concluye en miedo. Hay algo más allá de lo aparente, onírico pero real. ¿Estás dispuesto a dar con ese misteri...