Cuarto Día.

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Era domingo, estaba haciendo las compras de la semana, miraba de vez en cuando miraba la hora, pasaba lentamente y él ahí comprando, suspiró un poco y se dirigió a otro pasillo, al momento de agarrar algo para ponerlo en su cesta, una mano se acercó, rápidamente retiró su mano dejando que la otra persona pudiera tomarlo, luego miró al otro, por un momento sus ojos se llenaron de brillo, pero al notar que era otra persona frunció un poco el ceño ante el parecido.

-Disculpa- Miró a la contraria mientras tenía el ceño fruncido.

-¿Si?- Respondió aquella persona mientras dirigía su vista al mayor. -¿Sucede algo?-

-¿Podría saber tú nombre?- Miró con atención a la contraria, estatura algo baja, pelirroja, ojos celestes, pero a diferencia de la contraria no tenía pecas ni usaba lentes, pero al final un total parecido con la persona que había conocido en la cafetería.

-Ahm... ¿Acaso te conozco?-

-No, no, es solo que te me hacías conocida- Rió algo nervioso, al querer hablar escuchó un llamado, lo cual la menor se dio la vuelta enseguida.

-¡Amor!- Llamó un azabache desde lo lejos dirigiéndose hacia la pelirroja. -¡Encontré lo que necesitabas!- Exclamó nuevamente mientras se paraba a su lado y le daba aquel objeto que había traído para su pareja.

-Oh, gracias- Sonrió amablemente mientras depositaba un pequeño beso en la mejilla de su pareja.

-Uhm... ¿Interrumpo algo?- Preguntó al ver aquella otra persona que los miraba.

-Oh, perdón, no era mi intención molestarlos- Habló el castaño mientras miraba aquella pareja. –Es solo que su pareja se me hizo conocida y no dudé en preguntar-

-Oh, cierto- La menor se aclaró la voz mientras extendía su mano al otro. –Soy Fran-

El castaño correspondió aquel saludo.

-Yo soy Shadow- Saludó aquel azabache que después del saludo de la pelirroja este hizo aquel apretón de manos. Su apariencia era ruda, a decir verdad parecía un joven en su etapa de delincuente, pero así era él, según la pelirroja. Tenía su cabello revoltoso, ojos verdes parecidos a las de un gato, estatura alta, y se le notaba unos pequeños colmillos, tenía un aura de gato por así decir.

-Es un gusto conocerlos- Asintió ligeramente mientras sonreía amigablemente aquel castaño.

-Bueno, ¿Te he visto en algún lado o algo por el estilo?- Preguntó la pelirroja mientras tomaba aquel carro por un lado.

-Oh, cierto, es solo que he visto a una persona que es parecida a usted, tenía duda si es que la conocía- - Fue interrumpido por un par de mellizas que corrían hacia la pelirroja.

-¡Mamá! ¡Mira lo que encontramos!- Exclamó una niña no más de 6 años. Tenía tez pálida y su cabello era como un tipo de combinación con negro, café y la mayoría blanco.

-¡Es algo gigantesco!- Exclamó la hermana de la contraría, la pequeña tenía la misma tez de piel, pero su cabello a diferencia de su hermana tenía los colores al revés, es decir, combinación de blanco, café y más que nada negro.

-Ay, cariño- Río un poco mientras cargaba a la que tenía el pelo más claro. –Ahora estoy hablando con alguien, ¿pueden esperar unos minutitos?-

-¡Pero mamá! ¡Se irá pronto!- Habló la pequeña con el cabello más oscuro.

-Pequeñas, ahora vamos, ¿Si? No tardaremos- Habló el azabache.

Mientras tanto el castaño había mirado la hora, a decir verdad era tarde para él.
-Disculpen la molestia, yo tengo que irme, tengo unas cosas pendientes que hacer-

》●¡𝓔𝓷𝓽𝓲𝓮𝓷𝓭𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓮 𝓰𝓾𝓼𝓽𝓪𝓼!●《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora