Todo tiene un comienzo.

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En esta historia Fred no murió. No tiene mucha importancia, pero deben saberlo. Pero lo más importante: James y Teddy solo se llevarán 3 años de diferencia aunque viole todas las leyes de la lógica.

                                                            ~°~


James Sirius Potter a su corta edad de cuatro años no entendía muchas cosas. Como por ejemplo ese extraño acto de las personas mayores de compartir saliva, como si no tuvieran suficiente con la suya. A decir verdad, lo consideraba asqueroso.

Al parecer, cuando dos personas se querían mucho juntaban sus boquitas. ¿Qué cómo sabía esto? Había visto a muchas personas haciéndolo, y lo único que tenían en común era que se amaban. Como por ejemplo sus papás, sus Tíos Ron y Hermione, sus Abuelitos, sus Tíos George y  Angelina(Bueno, en realidad los encontró haciéndolo a escondidas, y sin sus camisas, muy raro la verdad, pero decidió guardar el secreto porque ellos así lo pidieron.) ¡Incluso adolescentes! No entendía por que a las personas mayores les gustaba tanto darse extraños besos en sus bocas. Así que un día le preguntó a su madre. A lo que ella respondió;

-Es una forma de demostrarle a la persona que amas que le quieres con todo el corazón-

Así que James entendió eso mismo. Aunque un poco literal de más.

Por otro lado, Teddy con siete años de edad encontraba esto algo muy curioso, a simple vista parecía que una persona podía compartir un beso con cualquiera y daría igual, pero cuando le dijo esto a su abuelita Andrómeda ella respondió:

-No querido, los besos no se deben compartir con cualquiera, solo con una persona. Los besos así son especiales, pero solo si los compartes con la persona correcta, de otra forma siempre serán besos vacios y sin llegar a ser verdaderos. Muchas veces creemos que los compartimos con la persona correcta cuando no es así, y muchas otras no podemos darnos cuenta de que con quien estamos no es la persona indicada hasta que compartimos un beso con quien si lo es y descubrimos el verdadero significado de un beso.- 

Al ver la cara de confusión de su nieto agregó;

-Algún día lo entenderás. Y cuando ese día llegue lo sabrás. Pero es muy importante que recuerdes que, no importa quien sea, si tu corazon mente y alma saben que es el indicado, no debe importarte nada, lo importante será que se amen y nada más. Y no te preocupes por lo que piensen los demás, amale con toda el alma y que el resto te importe un comino. Y recuerda siempre: no importa a quien ames, sea el, ella o incluso ninguno de los dos, yo te apoyo ya sea esté yo viva o no.-

En ese momento no entendió, pero les aseguro que años más tarde lo haría. Después de todo, Andromeda no era del todo normal, ella desde el principio sabía donde hay amor y rara vez fallaba en ese aspecto. Y había notado una extraña conexión entre su nieto y el mayor de los Potter desde hacía ya años atras. Cuatro para ser exactos.


Era un día normal como los otros cuando Teddy y James se encontraban en casa de Teddy jugando en su habitación, cuando de la nada salió el tema de los besos.

-Oye James, ¿Tu sabes que es un beso?-

-Pues mamá dice que es algo que compartes con la persona a la que amas, ¿Y tú?-

-Pues mi abuelita Andrómeda me dijo que los besos solo se le dan a una persona especial para tí y qué será única en tu vida-

-...pues...-

-¿Qué se te vino en mente?-

-Ahora que lo pienso, tu y yo nos amamos ¿Cierto?-

-Cierto.-

-Y tu jamás me remplazarías y yo a ti tampoco ¿Verdad?-

-Verdad.-

-Eso significa que somos especiales para los dos y somos únicos en nuestras vidas ¿O me equivoco?-

-¿Que estás queriendo decir Jamie?-

-Pues, no sé que digan los demás, pero yo creo que entramos en los tipos de personas que se dan besos.- Dijo James, quien se sentía que había echo el descubrimiento del siglo.

-Tienes razón supongo...-

-Siempre.-

-A mi me causa curiosidad, ¿Y a tí?-

-También.-

-...-

-...-

-¿Jamie puedo darte un besito en la boca?-

-Si claro-

Y así, sin saber bien lo que hacían, se besaron. Ambos estaban algo nerviosos, pero en su plena inocencia creían que no tenía nada de malo, ignorando completamente lo que eso significaba. Fué algo bonito, Teddy se agachó para poder besarle, le agarro los cachetes y James puso sus manos sobre las de Teddy. Fué un beso dulce e infantil, no habías movimientos ni nada por el estilo, solo inocencia, y el amor más puro del mundo. Ambos cerraron sus ojitos y se quedaron así unos minutos hasta que el aire iso de las suyas.

Al separarse Teddy río un poco gracias a la imagen que tenía enfrente, pues James se encontraba ligeramente sonrosado, con la boca semi abierta y los labios brillosos por la baba, y sus ojitos entrecerrados brillaban más que mil estrellas. Completamente adorable.

Después de esto ambos siguieron jugando. Ignorando que Andrómeda, que ya se olía algo entre esos dos, los había visto y hasta tomado una foto para luego retirarse rápida y silenciosamente.

Nunca se habló de eso. Nunca se repitió. Y con el pasó de los años ambos habían olvidado todo con respecto a lo que aprendieron de los besos a las edades de siete y cuatro años.

O al menos así hasta que Teddy y James cumplieron las edades de diecisiete y catorce años respectivamente.

Besos inocentes, y otros no tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora