Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen; créditos correspondientes a Masashi Kishimoto. Posible (o mucho) OoC en los personajes.
Personajes: Hanabi, Naruto, Hinata, Hiashi.
Género: Humor.
Observe con cólera al chico rubio que le sonreía como un idiota a mi hermana, aunque bueno, idiota era sin necesidad de esa boba sonrisa adornando sus facciones. Lo detestaba tanto y no podía verlo tan cerca de mi querida hermana pues aún no concebía el hecho de que ese tipo fuese el dueño de sus pensamientos.
¡Uzumaki Naruto era un estúpido! ¡Él fue quién ignoró por muchos años a mi hermana! ¿Cómo se le ocurre verla después de tanto tiempo?
No me importa si mi hermana ama demasiado a ese zopenco, yo lo haré pagar por años de indiferencia. Él se merecía un buen castigo y por suerte, yo tengo una mente muy inventiva.
—¡Hola, Hanabi-chan!
Alce una ceja y lo mire con aburrimiento cuando vi su imagen bajo el umbral de nuestra puerta. Mi padre organizó una cena y claro que tuvo que invitar al reciente —y primer— novio de mi hermana. Lo mire de arriba abajo, fijándome con desagrado el que traía sus habituales ropas de misión.
Si fuese otra persona la que llegara con esas vestimentas a su hogar no le daría ni la más mínima importancia, pero como era Naruto ese era un punto a criticar.
—Naruto —arrastre su nombre y me hice a un lado para que pasara. Naruto agradeció el gesto con una sonrisa y en ese momento deseé borrarla de su rostro, así que se me ocurrió una idea. Sonreí perversamente —. ¡Espasmo muscular! —grite y estiré mi pierna hacia un lado, provocando que Naruto cayera estrepitosamente en el suelo, golpeando todo su rostro en el proceso —. Lo siento, Naruto, me pasa muy seguido —reí "nerviosamente", tratando de ocultar el sonido de burla que quería salir de mis labios.
—N-no pasa nada, Hanabi-chan — sonrió adolorido mientras sobaba su nariz enrojecida y se levantó del suelo para sacudir rápidamente el polvo inexistente de sus ropas.
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Cuñadito [Naruto]
FanficHanabi Hyuga no soporta a Naruto; su cuñado. Él había ignorado a su hermana por tanto tiempo y ahora se creía con el derecho de recibir sus bellos sentimientos sin ninguna represalia. No lo permitiría. Ella encontró la manera perfecta para desquitar...