Círculo I, Capítulo VI: Los cuatro contratos.

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𝒞𝒾́𝓇𝒸𝓊𝓁ℴ ℐ, 𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁ℴ 𝒱ℐ: ℒℴ𝓈 𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇ℴ 𝒸ℴ𝓃𝓉𝓇𝒶𝓉ℴ𝓈

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𝒞𝒾́𝓇𝒸𝓊𝓁ℴ ℐ, 𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁ℴ 𝒱ℐ: ℒℴ𝓈 𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇ℴ 𝒸ℴ𝓃𝓉𝓇𝒶𝓉ℴ𝓈.
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1930

Tokio, Japón.

10:30 AM

Antes de ir al aeropuerto quiso ir a un lugar tranquilo, un lugar que acallara esos gritos que él mismo ocasionó para que de tal manera pudiera pensar. Se estacionó frente al bosque y se adentró en él, dejando sus huellas impregnadas de sangre en el cemento de la calle y sobre el césped. Se perdió entre los árboles, cargando un bolso de cuero en sus hombros y con el arma en el pantalón. Sus manos con sangre seca incluso bajo las uñas, su rostro conservaba aún un rastro de lágrimas que ahora estaban secas pero la sangre salpicada en él parecía que no iba a secarse pronto a pesar de que al tacto con su piel ahora se sentía helada.

El sonido, o más bien, la melodía de una guitarra acústica fue lo que le guió hacia una cabaña en las entrañas del bosque, al estar frente a ella, pudo percibir cada nota y tuvo un vago recuerdo de Jungkook, cuando él aún no estaba presente. Recordó al padre de Jungkook, a la madre y a la hermana; los cuatro juntos alrededor de la chimenea en día de navidad; el padre tocaba la guitarra y Jungkook cantaba todo tipo de villancicos. Recordó que los dos ausentes acompañaban a Jungkook en su cántico, mientras que la desaparecida solo se limitaba a observarlos con una sonrisa. Ese recuerdo, tibio y hogareño, sólo le recordó que aquel acontecimiento se llevó a cabo un año antes de la desaparición de la hermana y dos años antes de la maldición del número tres. Sin embargo, el recuerdo seguía allí, en forma de guitarra.

Cuando se acercó más vio la puerta abierta y entró a paso lento, suave, cauteloso. Pero paró. Alguien lo había visto, dijo algo que él no comprendió y cuando sintió una mano tocando su hombro sacó una navaja que estaba empuñando apenas sintió a alguien tras él y la enterró en el cuello de la persona. Su rostro y manos se mancharon aún más.

Cuando la persona, o más bien, el hombre cayó al suelo; la melodía de la guitarra se detuvo. Luego se oyeron pequeños pasos y después vio al final del pasillo a una adolescente, bueno, podría decirse que casi lo era. Tendría la misma edad de Jungkook cuando este enloqueció. Una situación irónica para el victimario, que recordó haber visto algo similar hace ya bastantes años. Guardó la navaja después de limpiarla con su propia ropa y la guardó dentro de su pantalón, pasó al lado de la niña y la miró, luego siguió con su camino hasta una habitación pintada de color rosa. Cerró la puerta detrás de él con pestillo y tomó la guitarra que estaba en el suelo, luego se sentó en el mismo y acomodó la guitarra. Sólo recordaba villancicos.

No muy conforme con esto, tomó como referencia la última canción que tocó el padre un día antes de su muerte, quien para complacer a Jungkook aún con cansancio había posicionado sus dedos y luego los había deslizado por las cuerdas como él lo hacía en ese momento. Comenzó con las mismas notas, luego las comenzó a modificar a su antojo hasta crear su propia melodía, no se dio cuenta cuando la niña había abierto la puerta con una llave y comenzó a escuchar su canción, viendo en el rostro del foráneo una inmensa ira e incluso decepción en esos orbes color esmeralda. Después de varios minutos, deslizó los dedos por las cuerdas nuevamente y finalizó, girando a ver a la niña.

  2. 𝕯𝖊𝖆𝖙𝖍  ||Vkook/Taekook||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora