1|La cena perfecta

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Son las seis de la mañana y evidentemente me le levantando temprano. No es un día común para mí puesto que hoy es el gran día en el que mi padre decide llevarme a casa. Una casa donde supuestamente deberían vivir los padres y los hijos, pero no eso no aplica en mi familia. Vivo con mis abuelos, tíos y primos... incluyendo a mis padres y dos hermanos.

La escuela a donde asisto y el trabajo de papá está a hora y media de mi casa por ello mi padre decidió rentar un apartamento cerca de la escuela. No es momento de explicar todo a detalles, pero no me gustaría dejar este lugar que ha visto todo lo que pasa cuando no estoy. Las paredes oyen y de eso no hay duda.

Subo las maletas al coche mientras mi padre habla por teléfono haciendo ademanes intentando explicar algo. Se ve preocupado. Acomodo la última maleta en su lugar. Mis clases concluyeron hace dos días, y no podía regresar antes a casa sin papá, ayer fue su último día de trabajo. Mamá se pondría histérica sabiendo que estuve en el autobús con extraños. No quiero más problemas familiares.

Mi teléfono vibra. Verifico el identificador de notificaciones.

Miriam: ¿Sabes? Te consideraba mi mejor amiga, pero ahora veo que eres un cero a la izquierda.

Sonrío.

Miriam: ¿Porque no te despediste de mi?

—¡Rache! —mi padre llama—. Ya es hora. Sube al coche.

—Voy.

Le respondo a Miriam: "Lo siento. Se supone que iría a tu casa antes de partir pero no podré hacerlo. Estoy atrasada y mi padre furioso"

Miriam: Los mensajes y videollamada serán nuestra mejor amiga.

Los días sin Miriam serán como una eternidad. Miriam es mi única mejor amiga y sabe por los momentos difíciles que he pasado: rechazo, peleas y depresión.

—¡Sube ahora Rachel! —insiste.

Contesto: "Te prometo que lo serán. Te extrañaré amiga."

—¡Qué subas ahora!

—Ya voy.

Bloqueo mi celular y subo al coche.

—¿Era muy importante? -pregunta y pone en marcha en motor.

—No era un chico si es a lo que te refieres. —aclaro.

Sonríe.

—Pues que mal pensamiento tienes Rach.

—Ah, ¿yo? - Me señalo a mi misma—, ¿no se supone que el de malos pensamientos aquí eres tú papá?

—Si es una pregunta la respuesta es no y si quieres culparme por lo del castaño sigo creyendo que fue en defensa propia.

No se en que momento de la escuela descuide mis llaves. Nico llegó a mi casa un viernes por la tarde sin ser invitado. Nico entro a mi habitación sin saber que mi padre estaba en el estudio. Yo dormía tranquilamente cuando de pronto escuché que alguien decía: "no soy un ladrón". Desperté y era Nico frotándose la mejilla y quejando de dolor. Mi amigo sólo quería darme la sorpresa por ser el día de mi cumpleaños y vaya sorpresa que llevé. Mi padre lo había golpeado.

—Dirias más bien un malentendido. -aclaro.

—Nadie molesta a mi hija. Ni un chico, ni una chica. Un perro. Un gato. Un conejo. Un pez...

—Comprendo papá. —ruedo los ojos—. Tu ganas.

Y como siempre. Ganó rompiendo su promesa de no dejarme despedir de Miriam. Veo por la ventana al momento que pasamos la casa de Miriam. La extrañaré mucho.

—¿Estás ansiosa por llegar a casa?

—Si.

Me acomodo en el asiento y cierto mis ojos.

Todo es mejor así.

—¡¿Qué diablos haces aquí Rachel?!

Me levanto de un respingo. Es mi madre. Su mirada no me agrada.

—Lo siento me quedé dormida. —froto mis ojos.

Abre la puerta del coche.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Media hora quizá una hora.

¿que?

—¿Y papá?

Porque no me despertó antes.

Bajo del auto.

—Hace como cinco minutos se fue a su nuevo trabajo. 

—¿Nuevo trabajo? Se supone que son vacaciones.

Amarró mi cabello en una coleta.

—No acostumbra a estar sin hacer nada, ya lo conoces prefirió buscar un empleo temporal.

Cierro la puerta.

—¿Todo está bien entre ustedes? —miro por ambos extremos. Todo ha cambiado.

Mi madre baja la vista.

—Si, bueno no hemos logrado terminar de pagar la hipoteca. Falta poco. Nuestros empleos no son suficientes —entiendo a donde va todo esto—. Fuera de ello tu padre y yo estamos bien.

Sonríe.

—Puedo buscar un empleo. —digo.

—Seria lo mejor.

—¿Cómo están los niños, la abuela y mis tíos?

No quiero saber nada de mis primos.

—Este año habrán modificaciones. Ya verás.

Entra a la casa.

Tomo un breve respiro y hago lo mismo. Saludo a la abuela. Le salieron mucho más canas ahora. Tiene un estilo raro. Labial rojo. Maquillaje. Uñas pintadas. Es idéntica a las actrices viejitas que visten bien.

—Abuela te ves tan diferente. —la abrazo.

—El estilo no se pierde...

—¡Rachel! —mis hermanos gritan.

Los abrazo.

—Los extrañé.

Faltan nueve dias para navidad y evidentemente estoy aburrida. Bloqueo y desbloqueo mi móvil. Miro por la ventana las personas que pasan. Mis tíos y primos no están. Fueron a una inauguración de un nuevo club juvenil donde ellos son padrinos.

La tarde llega. Sigo en mi habitación. Decido llamar por SKype a Miriam. Espero. Nada. Intento de nuevo. Nada. Seguramente en la cabaña de su padrastro no hay señal. Estoy segura de eso. Quiero creerlo.

Como a las ocho bajo a cenar. Todos están en la mesa... Cenando. Sólo faltaba yo y nadie me llamó. Nadie se preocupó por mí. Tomo asiento sin decir  nada y sirvo lo que queda. Siguen hablando de algo que no entiendo.

—Evidentemente Clara no podemos hacer nada. -—mi tía se dirige a mi madre—. Frank tú más que nadie sabe los gastos de la casa no se puede vivir de esta manera. Lo siento mucho, pero tenemos que decidir...

—¿De qué hablan? —le pregunto a mi prima Susi.

—Nada.

No esperaba mucho de ella.

—Se tienen que marchar mañana mismo. —dice por último el tío Donald.

Nos corren de nuestra propia casa...

Lo Que Deseo Para Navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora