El sol tiñe de color cada una de las nubes cargadas de agua que se despliegan en el plano celeste, mientras este se sumerge en un anaranjado atardecer. El aleteo de las aves que regresan a sus nidos para proteger de la lluvia a sus pequeñas crías también reverbera por la zona. Y el viento que sopla, alborota las ramas de los espesos y verdes árboles del bosque.
En general, puede resumirse a que el panorama frente a la chiquilla de cabellos rojizos y anaranjados, es simplemente espectacular. Mas sin embargo, para ella todo eso es imposible de admirar mientras corre con los ojos desbordados en lágrimas. Sus cortas piernas no dan para mucho, pero se ha adentrado bastante en el lugar, y ha descubierto con mucha pena que está perdida en medio de aquel lugar.
Es tan solo una niña de cuatro años. (Bueno, pronto será su cumpleaños, pero sigue teniendo cuatro). Y sin embargo, a su edad cree sentirse impotente e inútil.
Esos sentimientos se incrementan al notar cómo sus piernas van perdiendo fuerza y equilibrio. Está exhausta, y hoy especialmente, se ha sobre exigido al someterse a una aventura repentina para la que a estas alturas ya cree firmemente, que nada puede salir peor.
Irremediablemente, su cuerpo cede a la falta de energía cuando al último de sus tropiezos ha perdido estabilidad y entonces, aterriza en el suelo. Lo que también le ha traído como consecuencia el que que su floreado vestido, como sus manos y rodillas, se vean sucias y lastimadas. Sus esfuerzos, como sus esperanzas, comienzan a apagarse. Justo como el sol de la tarde lo hace al esconderse detrás de un maravilloso manto de nubes grises.
Emma es consciente de lo terca e infantil que ha sido su conducta antes. Y aunque, de nuevo, es verdad que tiene cuatro años, eso no es excusa. (Y se reprende a sí misma por ello).
Ha sido muy ingenua al ir en busca de algo que su propia madre ha ocultado de ella. Y se ha convencido a sí misma que si lo conseguía, podría hacerla sonreír genuinamente luego de verla a escondidas llorar por tantas largas noches.
Su madre siempre le ha parecido una mujer fuerte y valiente. No por nada la toma como su modelo a seguir para cuando crezca y sea toda una adulta.
Pero es así, mientras que Emma está meditabunda, que entonces las primeras gotas de agua comienzan a motearse sobre el suelo de tierra una tras otra hasta impregnar todo el ambiente. El olor a petricor comienza a hacerse presente para cuando les sigue el resto de gotas al caer.
No obstante, Emma no está al tanto de su entorno. Así es como la pequeña niña ignora que la lluvia comienza a arreciarse y que está siendo muy descuidada al quedarse expuesta bajo aquel fenómeno. Su cabello, su piel, su vestidito floreado. Todo comienza a mojarse. Y al estar tan inmersa en sus pensamientos, Emma comienza a disculparse internamente con todos: con Ray, con Norman y especialmente con su madre. Ella no quiere decepcionar a nadie. Pero con la edad que tiene, siente un mundo de angustia sobrecogerla con firmeza.
Teme vislumbrar al porvenir y no ver en él nunca más a su madre. Porque tiene un mal presentimiento cada vez que su madre habla de un futuro para Emma. Un futuro en el que pareciera insistir que ella no estará. Es decir, Emma no quiere que su madre muera, y no obstante, siente que a ella la vida se le escapa. El reposo al que los doctores la han sometido se ha extendido más allá del tiempo al que en un inicio habían recomendado. Y su padre le ha designado enfermeras que la acompañan las 24 horas. ¿No era eso un suficiente motivo como para temer por la vida de su madre?
Es entonces, que la chiquilla de cabellos naranja se derrumba al recordar todas sus suposiciones, y comienza a llorar con crudos sollozos. Se siente sola, olvidada, triste y diminuta. El mundo que la rodea no deja de girar, y cree que la lluvia nunca dejará de caer. Un mundo sin su madre la parece oscuro y devastador. Un mundo sin sentido alguno.
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Dama de una Noche [Noremma]
FanfictionEl mundo vive a base de deseos. Deseos egoístas en su mayoría. Y por ende, estrellas y fuentes mágicas padecen una alta demanda de pedidos día con día. Emma decepcionada de gastar sus monedas, cansada de rezarle a las estrellas en el firmamento noct...