*Prólogo*

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El gran director de la empresa Taisho se presentaba a su oficina como acostumbraba, con su tipico traje negro elegante.

Dejo el maletín, y prendió su laptop, comenzó a checar sus pendientes antes de su junta del medio día.

Los directores que esperaba llegaron puntual, y su junta comenzó.

Fueron a almorzar al término de ésta para poder finalizar con ese pendiente.

Salió de la comida y regreso a su oficina.

Su día continuó de lo más tranquilo, al finalizar subió a su auto, esa noche llovía un poco fuerte, avanzaba lentamente por las calles de la ciudad, era un poco tarde ya, no había mucha gente en las calles, llegó a un semáforo, con la luz en rojo, espero a que cambiara.

Miro a su lado izquierdo al escuchar unos gritos de auxilio, ahí estaba una Colegiala, vestía el típico uniforme de preparatoria, falda verde calcetas blancas, pero algo no iba bien, ella intentaba correr, ni siquiera se fijo al cruzar la calle, pronto entendió del porque corría de esa manera.

Dos sujetos con pasamontañas corrían detrás de ella, nada bueno se traían en manos, el semáforo cambio a verde, algo en el le decía que tenía que ayudar.

Sin dudar avanzo lo más rápido que pudo y alcanzo a la chica, avanzo más y se interpuso en su camino.

Salió del auto rápido, ella se detuvo al verlo, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su rostro denotaba mucho susto y miedo.

Miro hacia atrás y los sujetos al ver qué había un hombre parado frente a aquella chica, se detuvieron, se dieron vuelta y se alejaron.

Ella se dejó caer al suelo mojado exhausta, rompió más en llanto, claramente estaba muy asustada y nerviosa.

El se agachó a su altura y le tocó el hombro.

Ella por inercia lo abrazó mientras su rostro mojaba el traje negro.

Un poco sorprendido se quedó ahí inmóvil, solo dejando que ella se desahogara.
Miraba con ternura a aquella chica asustada, cansada y mojada.

El ruido del claxon de otro carro lo hizo reaccionar.

Se había estacionado mal, y obstruia el paso.

-¿Por dónde vives?-

Había hablado por primera vez y al escuchar la pregunta ella se alejó de él y se puso de pie rápido.

-Shibuya-

Contestó suavemente mientras se secaba las lágrimas.

Asintió con la cabeza y entro a su carro, lo movió del camino y se acercó rápido a ella de nuevo.

-Esta algo lejos de aquí, ¿Que hacías sola en la ciudad?-

Volvió a preguntar.


Ella bajo la mirada

-Tengo un trabajo de medio tiempo, mi mamá enfermo, y mi papá nos abandono, si no trabajo no podemos con los gastos.-


Nuevamente se impresionó al escucharla decir tan tranquila su excusa.

Pero se dio cuenta de que ella era una buena chica.

Suspiró suave, ¿Que debería hacer?

La veía tan frágil, tan sola, mojada, cansada, asustada y con miedo.

Sintió esa necesidad de ayudarla.

-¿Quieres que te lleve a casa? Es peligroso que vayas en metro, las calles están solitarias y la lluvia no para.-

Un brillo de esperanza apareció en sus ojos.

Asintió aliviada y el sintió algo reaccionar dentro de él.

La ayudo a subir al auto y cerró la puerta, se dio vuelta y caminó hasta llegar al asiento para avanzar.

Entro al carro y prendió el motor.

-¿Cómo te llamas?-

Preguntó, mientras daba reversa para poder empezar el viaje.

Miro a la chica y ella a él.

Sonrió aliviada.

-Kagome Higurashi señor.-


Su mirada se centro en la de ella, sus ojos color chocolate denotaban ingenuidad, pero sobretodo agradecimiento y tranquilidad.

-Un gusto conocerte, soy Sesshomaru Taisho.-

Volvió su mirada al frente y comenzó a avanzar.

*Bella Colegiala*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora