Día 2

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Las ventanas están cerradas y una cortina amarilla deja pasar los primeros rayos de luz de la mañana, anoche volví a tener ese sueño, de nuevo esos gritos, son aterradores y nunca logro hallar el lugar del que provienen.

Esta vez hubo algo diferente, había una chica señalando detrás de mí, pero no pude moverme, los gritos me torturaban, parecía que estaban golpeando a alguien, ella solo me miraba con terror mientras señalaba a algo detrás de mí, llevábamos algún tipo de bata blanca llena de sangre, mis brazos comenzaban a doler, al verlos vi cortes enormes y de estos salía sangre por montones, los cortes formaban "BS" no entendía nada, la chica desapareció dejando en su lugar un espejo en el cual veía una sombra negra detrás de mí, el reflejo comenzó a distorsionarse e iba convirtiéndose en imágenes de personas colgadas, mutiladas, niños tirados, explosiones, incendios, todo tipo de imágenes horribles y que perturbaban al que estuviera presente, intente apartar la mirada pero una mano me sujetó la cara obligándome a seguir viendo, mientras repetía una y otra vez "Tú puedes detenerlo, ven conmigo" "Ven conmigo" "Todo esto lo provocamos juntos, si nos vamos ahora, nunca pasará" cada vez aumentaba el tono de su voz, esa voz fría y gruesa, las imágenes no se detenían y el dolor que provocaba el agarre de la mano se intensificaba a cada segundo.

Una imagen llamó mi atención, era yo, estaba recostada en mi habitación y había algo observándome dormir, la voz comenzó a hacer sonidos horribles y diversas risas comenzaron a escucharse.

"Te observamos" "Debes volver a casa" "Venga, que si no regresas, se derramará un poco de sangre" "Te gusta lo que ves" "El te espera"

Las voces me invadían mientras decían lo mismo una y otra vez en un tono burlón el espejo seguía mostrándome dormida mientras esa cosa se acercaba más y más a mí. Se pusieron serios y comenzaron a gritar nuevamente "Es culpa tuya" "Muerte" "Lo merece" "El amo lo intentó a la buena, pero lo has rechazado de forma humillante"

Todo se comenzó a volver oscuro y fue ahí donde desperté. Los últimos días he estado soñando lo mismo desde ese encuentro con la anciana del metro, aún recuerdo el miedo en sus palabras antes de morir "Ten cuidado, nos observan, vienen por nosotros, ¡Corre!".

Al momento en que su cuerpo cayó al piso unas risas graves se escucharon, al igual que un escalofrío recorrió mi cuerpo y cada que lo recuerdo ese escalofrío vuelve.

Las noches se hacen largas, me siento observada, cuando voy al estudio a escribir escucho ruidos arriba, hay murmullos o suenan llaves, pero al subir a observar no hay nada.

A la mañana siguiente un hombre llegó a la editorial preguntando por mi, estaba interesado en uno de mis guiones, fue extraño porque sentí que ya lo conocía, esos ojos color azul en un tono intenso y esa voz grave me parecía tan conocida, era atractivo pero algo tenebroso, los 36 minutos que hablé con el se hicieron eternos, al final dijo que leería mejor mi guion y dejó un adelanto, se fue y a los pocos minutos de que salió recordé donde había escuchado la voz... ¡Era la misma de mis sueños!

Salí corriendo tras de él y lo alcancé en el elevador, solo sonrío sin gracia y dijo "tardaste más de lo que esperaba" el elevador se cerró y fue cuando volví a reaccionar, presioné desesperadamente el botón pero el elevador ya se había ido, corrí entre los pasillos y escritorios de la oficina con la esperanza de poder verlo a través de la ventana y lo vi subir a un auto negro, lo fui perdiendo entre los demás autos conforme avanzaba.

Llegó la noche y salí del trabajo, me sentía tan orgullosa porque había logrado terminar mi nueva historia, le di un toque de historia verídica contando problemáticas que yo había pasado. Algo que me encanta de mi trabajo, es poder plasmar una parte de mi en cada personaje y que de esa forma mis lectores se impregnen de una pequeña parte de mi. Se que a ellos también les encanta leer coincidencias entre los personajes y yo.

Estaba tan hundida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando llegué al metro, estaba nervios no quería que pasara algo como la vez de la anciana, al menos esta vez había más personas, subí al metro una vez que llegó, me senté y comencé a recordar al hombre.

¿Por qué habrá dicho eso? ¿Será por mis sueños? Aun más preocupante ¿sabrá de mis sueños? ¿Cómo?

Quizá solo estoy exagerando e imaginando escenarios negativos, tal vez el solo pensó que me gustaba y por eso corrí tras el.

Una parada antes de la mía, se subió aquel hombre, se sentó justo frente a mi, la voz del conductor anunció que había una falla en el túnel, nos quedamos a mitad del camino y solo estábamos el y yo en el vagón.

-Me llamo Signoret, Benjamin Signoret.

Su voz, fue increíblemente grave y el viéndolo atentamente era tan atractivo, pero a la vez tan misterioso, no entendía como un hombre de su gran nivel económico y con un hermoso Bentley, tomaba el tren y justo ese día lo encuentro y hay una falla en las vías.

-¿No me dirás tu nombre?, el real, no de escritora, estoy interesado en la verdadera tú, y no la que vive soñando con romance y amores perfectos.

Volvió a hablar con un tono algo autoritario que me hizo llegar un frio de pies a cabeza.

-¡Oh! claro, me llamo Rinaldi, Layan Rinaldi. Creí haberlo mencionado esta mañana en la firma del contrato para el guion.

Nunca me había pasado algo como esto. ¿Por qué me siento nerviosa y diminuta a su lado? Ambos estamos sentados a la misma altura, no es como si tuviera una posición dominante, honestamente tengo miedo pero al mismo tiempo, siento atracción por el, no en un ámbito físico sino, por curiosidad del porqué me pongo así al verlo en una insignificante situación como la de ahora, sus ojos me parecen maravillosamente escalofriantes y su voz es tan similar a la que me habla en mis sueños. Tenía miedo de volver a hablar ya que el pareció dar por terminada la conversación una vez que mencioné el guion, el solo dirigió su mirada hacia otro punto y no pasó mucho tiempo antes de que el metro volviera a moverse como si nada y nos dejara en un silencio donde solo se escuchaba las ruedas metálicas girando sobre las vías, el y yo no dijimos nada más y continué con mi camino una vez que bajé en mi estación. Por educación me despedí de el pero una vez que se iban cerrando las puertas del vagón alcancé a escucharlo gritarme

-Ten cuidado, a estas horas las calles son de gran inseguridad, no creo conveniente que tomes calles alternas como atajo, cuídate y ten dulces sueños Lay.

Con esa ultima frase sentí mi cuerpo helarse de miedo porque únicamente mis padres y familia cercana me llaman así, aunque una vez que salí de la estación estaba todo en calma, los carros y personas deambulaban con tanta tranquilidad que el silencio daba una comodidad perfecta para terminar un día de tanto trabajo, llegue a casa después de unos minutos y al entrar no se sentía el ambiente pesado y tenebroso al que estaba acostumbrada los últimos días, al contrario, la casa se sentía ligera y calurosa, pienso que solo ha sido la carga de trabajo por el lanzamiento de mi libro y eso me ha hecho alucinar cosas horrendas. Ese hombre, Benjamin, es una incógnita andante con unos ojos casi hipnotizantes. 

El Arte Del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora