Día 1

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Me dirigía camino al centro de la ciudad a comprar algunas cosas para comer, para mi sorpresa estaba todo muy solitario y las personas actuaban muy raro, me sentía observada pero no le di importancia.

Baje las escaleras que me llevan al metro, hombres con traje y mujeres de vestidos largos como si fueran de la época de los monarcas, sus corsette y grandes escotes llamaban mi atención, era interesante nunca había visto que alguien se vistiera así para ir al trabajo. Me paré detrás de la línea de seguridad para esperar abordar, de nuevo sentí una mirada encima de mí, voltee a mis costados pero no vi a nadie.

Se estaba volviendo incomodo, giré hacia la derecha y detrás de una columna de concreto había alguien ocultándose, empecé a escuchar cómo se acercaban los vagones así que volví a mirar a la izquierda, hasta que una señora de edad avanzada comenzó a correr hacia mí, mi corazón se aceleró tanto que podía escuchar mis propios latidos, la señora seguía corriendo mientras gritaba y movía las manos de manera exagerada.

"¡Corre! ¡Ahí viene!" "¡NO!" "Te quiere a ti"

Gritaba una y otra vez, me paralicé por el miedo, el lugar se había vaciado pero a pesar de eso se escuchaban risas, la anciana casi resbaló pero logro mantenerse de pie y gritaba que la soltaran, pero solo estábamos ella y yo, sus piernas comenzaron a sangrar al igual que su nariz y boca.

El miedo que tenía iba en aumento, pero me aterré aún más al escuchar mi nombre salir de sus labios, parecía que estaba corriendo pero algo la detenía, hasta que hizo un grito como si algo hubiera sido desprendido de su cuerpo, su voz fue disminuyendo en un hilo a la vez que una mancha de sangre comenzaba a cubrir su pecho, ella cayó al suelo, de nuevo y con más intensidad se escucharon las risas, esta vez eran graves y alargadas. Al tiempo que su cuerpo iba cayendo al suelo un aire helado invadió el mío haciéndome estremecer, comencé a ver borroso y caí golpeando mi cabeza con el frio y duro suelo.

Desperté en un hospital, estaba tan confundida y asustada, intenté preguntar por la anciana, los doctores y enfermeras no hicieron más que mirarme confundidos, nadie me decía nada, hasta que un enfermero me dijo que me habían encontrado sola y que no había nadie más aparte de mí.

Al llegar la noche no podía dormir ya que comencé a escuchar voces, de nuevo sentí miedo porque solo había una enfermera en el pasillo y cuando ella entró a la habitación, me dijo que podía retirarme, pasé por mi ropa y me cambie la bata lo más rápido que pude.

Salí de ahí dirigiéndome rápidamente hacia el elevador todo estaba en silencio y algunas luces parpadeaban, escuchaba el ruido de las maquinas que están para ver el ritmo de los latidos, las voces que escuchaba no paraban, frente a mi estaba el elevador y presioné varias veces el botón para que se abrieran las puertas, mis manos temblaban a la espera y al abrirse las puertas subí de inmediato y de nuevo sentí los escalofríos recorrer todo mi cuerpo, los segundos que pasaban se hacían eternos, agradecí mentalmente cuando las puertas volvieron a abrirse y pude bajar, un ruido muy agudo me hizo voltear a la derecha.

Frente a mi había un pasillo muy oscuro, con una sola luz al final de este, ahí la vi a ella, la anciana estaba parada justo frente a mis ojos, se encontraba llorando y su ropa estaba llena de sangre, alguien más alto se paró detrás de ella y de nuevo ella intentó huir pero esa persona la sujetó y la arrastro hasta perderla de vista, salí lo más rápido que pude del lugar y me subí al primer taxi que pasó, le di mi dirección y avanzamos hasta llegar a la entrada de mi edificio.

Bajé del taxi después de pagar, la noche era fría y tranquila. Un hombre al otro lado de la calle me saludó, le devolví el saludo y desapareció en la oscuridad de la noche.

Subí a mi apartamento y comencé a cocinar, lo que había visto quizá solo era porque no había comido, al terminar de cenar estaba más tranquila y fui a dormir. Pero no podía, seguía sintiendo que me observaban, el armario estaba abierto ¿Yo lo dejé así?

Mi corazón se volvió a acelerar y la respiración comenzaba a faltarme. Creo que esta noche no podré dormir y tampoco puedo parar de pensar en lo que vi, tampoco pasaré por alto que nadie más había visto a la anciana ¿será que estoy teniendo alucinaciones?

Las voces volvían a atormentarme no se en qué momento me quedé dormida. Pero lo ultimo que recuerdo, eran unos profundos y hermosos ojos azules que provocaban escalofrios.

El Arte Del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora