El duelo

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Reto:
#SAOFickers
#KiriVeggieAwakening
Kirito debe salir victorioso de... un duelo por la mano de su amada.

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Al amanecer le pilló de sorpresa mi presencia. Hacía años que no me esperaba en su surgir de entre las brumas de la noche, mientras salía buscando dar cobijo a quienes se esconden de las criaturas que la habitan. Le noté hasta dudar en su avance. Imposible. Él, con todo su poder y magnificencia, ajeno a los males y temores humanos, no podría conmoverse por la aflicción de un mundano como yo. Aún así, dudó. Quizá mi presencia le recordó aquellos años en los que su manto dorado acariciaba tembloroso los cuerpos olvidados en los campos de batallas, hombres que otrora habían observado su vespertino nacimiento plenos de gratitud por una vida que ahora se desparramaba por arrozales teñidos de muerte. Días de crudeza y alaridos de dolor que quedaban lejos de aquella mañana. Días en los que a su encuentro, mi cuerpo exhausto maldecía ser el elegido un día más, observándolo con odio, como si mis pupilas fueran en verdad acero forjado a fuego que buscaban cortar con precisión su imperturbable avance.

¿Cómo decirle que ya no era ese hombre? Mi mirada había perdido su fuego o, al menos, aquel que quemaba. Ahora sólo anhelaba, solo soñaba y rogaba por un día más.

Era el onceavo día del séptimo mes y, probablemente, el día en que la escurridiza muerte al fin me alcanzaría.

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Tiempo antes, cuando todo comenzó, en algún momento de los inicios de la era Edo, antes del Sakoku. Isla de Miyajima, prefectura de Hiroshima

Apenas quedaban almas en las calles y pasarelas del santuario. La presencia de la noche se había asentado con rudeza al fin, espantando a curiosos, borrachos y amantes furtivos. Sin embargo, se había demorado en exceso.

Esos días previos al gran festival le asqueaban, demasiados visitantes en su santuario. Demasiados ignorantes de la historia y misticismo que el mismo custodiaba. Era su purgatorio y edén particular, el único lugar en el que su espíritu consiguió alcanzar un mínimo consuelo y que amaba, por eso aquellas visitas le convertían en un huraño protector de su tesoro.
Además, aquel momento del día era su preferido. Por un instante podía permitirse el lujo de que sus músculos recordaran al hombre que fue. Saltando de tejado en tejado, sigiloso cual felino, recorría caminos, pasillos y muelles hasta acercarse a su objetivo: el gran O-Torii. Aquella puerta al otro mundo alcanzaba su éxtasis bajo la luz de la luna, casi era posible sentir la calidez de sus tonos rojos en la piel, resquicios de la caricia de la propia Amaterasu que, tras iluminar el mundo con su luz, se retiraba a descansar a través de esa puerta sagrada.

Quizá él no fuera un beato, pero en aquellos momentos de soledad y recogimiento, al menos, podía soñar con el perdón de su alma y la ascensión de la de sus compañeros en batalla. Él ya estaba condenado pero, ellos, ellos no merecían tal destino.

El final del recorrido estaba cerca. Aunque casi había memorizado el camino, había un testigo que nunca fallaba: ya podía oír el mar. Un canto de sirena gutural que atraía almas melancólicas y alejaba intrusos incapaces de inclinarse ante su solemnidad.

Aquella noche, la marea alta le impediría encaramarse por los travesaños del imponente monumento para buscar el acogedor arrullo de las olas golpeando sus columnas. Aquella noche, le tocaría "bailar con la dama", Hitasaki, guardiana de la puerta y luminaria de alguno de sus sueños.

Pero algo era distinto en el cuadro. Había algo o alguien junto a la lámpara de piedra que modificaba el paisaje habitual.

De un salto sordo, se posó sobre la madera húmeda del muelle, cubriéndose bajo la sombra, aún más tenebrosa, del alero que bordeaba el edificio. La luna, curiosa como él, pronto apartaría aquellas nubes que ocultaban al sujeto que osaba invadir su refugio. El reflejo de su impoluto rostro, curioso como él, no tardó en descubrir las telas coloridas de un vestido de mujer. Una dama misteriosa que ocultaba su faz con un velo de seda color marfil que al reflejo de su igual, refulgía como las llamas de luz sobre las olas suaves que acariciaban la mar tranquila de aquella noche.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2020 ⏰

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