Los rizos castaños caían por su frente y sus redondos anteojos robotaban contra su nariz con cada embestida, de su espalda se deslizaban una ligera capa de sudor debido al calor del momento, dicho castaño gemía agudo gozando sin filtro alguno de la gran verga que se perdía entre sus redondos y regordetes glúteos.
—¡Más!, ¡Dame más!— jadeaba alto cerrando sus pequeños ojitos y echando su cabeza hacia atrás a la vez que movía sus caderas de atrás hacia adelante meneando su gordito abdomen y apretando sus jugosos muslos, su entrada fruncida estaba siendo follada como nunca, los fluidos corrían entre ambos cuerpos y chapoteaban una y otra vez hasta que un último gemido salió de sus labios y derramó su esencia sobre el abdomen de su joven amante.
—Ah.. jungkook, eres grandioso.
Murmuró él pequeño chico de mejillas abultadas suspirando y bajando de el cuerpo del menor para subir su apretado jeans y ajustar su pequeño crop top que dejaba a la vista su pancita con algunos rollitos y las ligeras estrías que se marcaban en ella.
—¿Quién dijo que los gordos no follabamos?— pregunto hacia la nada sonriendo para si mismo mientras que bajaba los escalones de la casa donde la música se escuchaba fuerte y el olor a sustancias dañinas inundaba el aire, era la gran fiesta de los Kim y vaya que el ya había obtenido su diversión.
Park JiMin era un chico que durante años sufrió se bullying y burlas por su físico, busco el consuelo en la comida rápida y se escondía detrás de un enorme jersey tejido por su abuela, todo el tiempo se decía a si mismo que debía pasar desapercibido hasta que un golpe de confianza tiro de su vida y ahora disfrutaba de las prendas ajustadas, sacando provecho de su robusto cuerpo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
