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Habían hablado con los guerreros de Marley hasta llegar al acuerdo de que trabajarían juntos para detener como fuese el Retumbar. Después de todo, unir fuerzas era la poca esperanza que les quedaba.

Al principio a Mikasa no le hizo ninguna gracia eso de tener que cooperar con los traidores que un día llegaron a considerar amigos, menos aún la decisión que habían tomado: si no podían resolverlo con palabras, deberían de matar a Eren.

Sin embargo, ¿estaba ella preparada si tenía que llegar a matarlo? ¿Dudaría?
Mikasa era alguien que, si los traicionaban y se veía obligada a eliminarlo para que no les causase amenazas, simplemente lo mataba. Luego siempre le quedaba un mal sabor de boca por haberle quitado la vida a alguien que anteriormente había considerado un camarada, pero vivían en un mundo cruel, en el que si no hacías sangre fría y acababas con el enemigo, él podría ser el que terminase antes contigo.

Pero lo que Mikasa nunca se había parado a pensar era: ¿y si ese alguien fuese Eren?

¿Cómo se quedaría después de haber sido ella quien lo matase? ¿Qué sentiría?
Por mucho que lo pensase no lograba imaginar un escenario donde ella fuese la que arrebatase la vida de la persona que se había jurado a sí misma proteger.

No estaba lista para hacerlo.

—¿En qué piensas? —le susurró Armin a su lado.
Se encontraban sentados frente a la hoguera que habían encendido en el bosque, observando como la leña se quemaba entre las llamas del fuego.
Todos estaban ya durmiendo a excepción de ellos dos y Jean. Este último había salido a dar una vuelta para despejarse, pues Reiner acababa de confesar que aquel día ellos inutilizaron a Marco y por eso un titán lo devoró; que fueron ellos mismos quienes lo asesinaron para que la conversación secreta que el pecoso había escuchado jamás fuese revelada.
Jean le atizó hasta tal punto de dejarlo insconciente, y tampoco se le podía reprochar.

Por suerte el capitán y la comandante estaban bien, o bueno, al menos no habían muerto, porque Levi había sido gravemente herido.

Resumiendo: la situación en la que estaban era una grandísima mierda.

—En si estoy lista para matar a Eren —contestó escondiendo su boca entre la bufanda que días antes había recogido. Armin no la “tiró” como dijo, si no que se la regaló a una chica perteneciente a los Jaegeristas, y por casualidades de este extraño destino Mikasa se encontró con ella en el hospital cuando las murallas cayeron. Según la joven «tenía órdenes del señor Jaeger para deshacerse de ella». Al principio aceptó el vivir sin aquella prenda, pero cuando se enteró de que Eren quería que se la quitase para siempre, decidió que no le daría el gusto de hacer todo lo que él le ordenase. Aunque, tampoco tenía pensado llevarla con ella mucho más tiempo—. ¿Tú estás preparado, Armin?

—No, no creo estar preparado para matar a mi mejor amigo. Me parece mejor opción el resolver las cosas hablando, pero si matarlo a él evita que miles de personas mueran, supongo que aunque no esté listo lo haré. El camino que ha escogido Eren no es el correcto.

—Lo sé —respondió.

El sonido de las ramas secas quemándose junto al aleteo de algún que otro insecto era todo lo que se podía oír en aquel lugar. Mañana partirían a hablar con los Azumabito, y en poco tiempo, estarían frente a Eren otra vez.

—No creo que te odie —comentó el rubio al rato—. No sé por qué te diría eso la otra vez, pero dudo que realmente sea lo que piense.

Ella por el contrario ya no estaba tan segura de eso.
Llegó a creer que estaba mintiendo, pero ahora lo único que podía pensar era que los ideales de Eren habían cambiado, y por ende, también sus sentimientos.
Que tal vez, la odiase de verdad.

Pero... ¿por qué dijo que siempre la había odiado?
Cuando eran pequeños... ¿También la odiaba? Todo el tiempo que había estado junto a Eren, ¿él se sintió asqueado a su lado?

No entendía entonces el por qué se comportó como un hermano siempre con ella. Con eso solo consiguió engañarla, haciéndola creer que de alguna forma la quería.

Te odio┊EreMikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora