Capítulo seis

3 0 0
                                    

Matthew Williams

—Hola, soy Sam —dijo un chico extendiendo su mano hacia mi dirección.

—¿Me hablas a mí? —le pregunto.

—No, le hablo a tu amigo —habló sarcástico—. ¡Pues claro que es a ti!

—Ah, hola... —digo al tiempo que trato de recordar su nombre.

Soy malo con los nombres, y más, si no me interesa recordarlos.

No me quería topar con nadie, pero esto me pasa por querer salir a "tomar aire" al pequeño jardín que se encuentra en el único balcón qué hay en este piso, el cual, siempre lo tienen muy resguardado y con mucha seguridad, supongo que no quieren que ocurra una desgracia en un momento de desespero que algún paciente tenga. Como yo, por ejemplo.

Regresando al tema del chico, no lo conozco y justamente por esto no salgo, para evitar encontrarme con personas que no me interesa conocer ni simpatizar, y mucho menos, entablar una conversación.

—Sam, Sam Volton, acabó de decírtelo —rió.

—Oh, perdón, es que no te había escuchado bien —miento excusándome.

—Bueno, ¿y tú?

—¿Yo qué? —digo haciéndome el perdido.

—¿Cómo te llamas? —dijo ya algo exasperado.

—Matthew Williams, para servirte —digo con una sonrisa cargada de evidente sarcasmo.

—Oye chico, tranquilo, no estoy aquí para atacarte, sólo quería platicar un rato —dijo alzando las manos en alto—. Es que estoy muy aburrido, ni mis papás o mi mejor amiga habían venido a visitarme, hasta hoy qué mi amiga se apiadó de mi y vendrá a verme.

Así que está esperando una visita, no sé porque pero pensar en la palabra visita, me recordó a la chica oreo.

Suelto una risa con ese pensamiento.

Y es hasta ahora, que hizo mención de todo lo que me dijo, me percato de que al igual que yo, este chico es paciente del hospital.

—¿Eres paciente? —asiente—. ¿Desde cuándo?

—Hace como medio año —dijo con aire triste—. ¿Y tú, cuánto llevas?

—Ya voy para dos años —digo despreocupado encogiéndome de hombros.

Silba.

—¿Y lo dices así, tan tranquilo?, me sorprendes, chico —dijo riendo.

—Dime Matt —aclaro—. Y sí, lo digo así tan tranquilo, porque, entre más tiempo pasas aquí, menos importa. O bueno, al menos así me pasa a mí.

—No quiero tener tu actitud cuando cumpla dos años estando aquí —dijo riendo y fingiendo escalofríos.

—¿Mi actitud?, ¿qué tiene de malo mi actitud? —pregunto confundido.

—Pues, es que parece que nada te importa, ni siquiera el salir de aquí—hizo una pausa—. Y yo no quiero eso, yo si quiero salir de aquí, sano, aún tengo muchas razones, específicamente, personas, por las cuales vivir —dijo haciendo mayor énfasis en la palabra personas.

Uh, ¿tienes alguna enamorada allá afuera? —pregunto riendo.

—Enamorada no, pero a mi alma gemela sí, mi mejor amiga —dijo sonriendo—. Y también a mi familia.

—Vaya, por la forma en que hablas de tu amiga se ve que estás coladito por ella —me burlo, excusa que uso para evitar hablar del tema de la familia, ya que no quiero que me pregunte por la mía, no es un tema del que goce de hablar, así que si puedo evitarlo, mejor. Además, acabo de conocerlo.

Devuélveme la vida, LunnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora